22.4.24

"Tiempos oscuros."

 

" La incesante metáfora."


 Lo descubrí en algún libro: Cuando las esclavas negras huían

 de las plantaciones de Surinam, en el siglo XVII,

 llenaban de semillas sus frondosas cabelleras.

 Al llegar a los refugios de los cimarrones, en la selva,

 sacudían la cabeza y fecundaban, así, la tierra libre.

 Memoria del fuego cuenta mil momentitos de la historia.

 Momentitos como este, reveladores de la maravilla o el espanto

 Apuntes sobre la memoria y sobre el fuego  de la aventura humana en América.

 Porque toda situación es el símbolo de muchas,

 lo grande habla a través de lo chiquito 

y el universo se ve por el ojo de la cerradura.

 La realidad, insuperable poeta de sí misma, habla un lenguaje de símbolos.

 Yo empecé a escribir la trilogía el día que me di cuenta de algo

 que me resulta, ahora, 

evidente de toda evidencia: la historia es una metáfora incesante."


EDUARDO  GALEANO .

De :" Ser como ellos."

17.4.24

" Choco."

"En las manifestaciones de izquierda, desfila a la cabeza. Suele asistir a los actos culturales, aunque lo aburren, porque sabe que después hay farra. Le gusta el ron, sin hielo ni agua, pero que sea cubano.

Respeta los semáforos. Camina Quito de punta a punta, al derecho y al revés, recorriendo amigos y enemigos.

En las subidas, prefiere el ómnibus, y se cuela sin pagar boleto.

 Algunos choferes le tiran la bronca: cuando se baja, le gritan tuerto de mierda.

Se llama Choco y es buscabronca y enamorado. Pelea hasta con cuatro a la vez; y en las noches de luna llena, se escapa a buscar novias. Después cuenta, alborotado, las locas aventuras que viene de vivir.

 Mishy no le entiende los detalles, aunque le capta el sentido general.

Una vez, hace años, se lo llevaron muy fuera de Quito. La comida no alcanzaba, y resolvieron dejarlo en el lejano pueblo donde había nacido. Pero volvió. Al mes, volvió. Llegó a la puerta de su casa y se quedó ahí tirado, sin fuerza para celebrarlo moviendo el rabo, ni para anunciarlo ladrando. Había andado por muchas montañas y avenidas y llegó en las últimas, hecho una piltrafa, los huesos a la vista, el pellejo sucio de sangre seca. Desde entonces odia los sombreros, los uniformes y las motocicletas."

EDUARDO  GALEANO.