Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés.
Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar
ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.
Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo
tal cual es,
con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda
y la cabeza en los pies.
Eduardo Galeano
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