La niebla es el pasamontañas que usa la selva.
Así ella oculta a sus hijos perseguidos.
De la niebla salen, a la niebla vuelven: la gente de aquí viste ropas
majestuosas, camina flotando, calla o habla de callada manera.
Estos príncipes, condenados a la servidumbre, fueron los primeros
y son los últimos.
Les han arrancado la tierra, les han negado la palabra,
les han prohibido la memoria.
Pero ellos han sabido refugiarse en la niebla, en el misterio,
y de allí han salido, enmascarados, para desenmascarar
al poder que los humilla.
Los mayas, hijos de los días, están hechos de tiempo:
-En el suelo del tiempo -dice Marcos- escribimos
los garabatos que llamamos historia.
Marcos, el portavoz, llegó de afuera.
Les habló, no le entendieron.
Entonces se metió en la niebla, aprendió a escuchar
y fue capaz de hablar. Ahora habla desde ellos, es voz de voces.
Eduardo Galeano
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