“A veces, se me da por sentir que la alegría
es un delito de alta traición,
y que soy culpable del privilegio
de seguir vivo y libre.
Entonces me hace bien recordar lo que dijo el cacique Huillca,
en el Perú, hablando
ante las ruinas:- ‘Aquí llegaron.
Rompieron hasta las piedras.
Querían hacernos desaparecer.
Pero no lo han conseguido, porque estamos vivos’.
Y pienso que Huillca tenía razón.
Estar vivos: una pequeña victoria.
Estar vivos, o sea: capaces de alegría,
a pesar de los adioses y los crímenes.”
EDUARDO GALEANO.
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