Todos hombres. Pero era una mujer, Manuela Cañizares, quien los reclutaba y los reunía para que conspiraran en su casa.
La noche del 9 de agosto de 1809, los hombres pasaron horas y horas discutiendo, que sí, que no, que quién sabe, y no se decidían a proclamar de una buena vez la independencia de Ecuador. Y una vez más estaban postergando el asunto para mejor ocasión cuando Manuela los encaró y les gritó cobardes, miedosos, nacidos para la servidumbre. Y al amanecer , se abrió la puerta del nuevo tiempo.
Otra Manuela, Manuela Espejo, también precursora de la independencia americana, fue la primera periodista de Ecuador. Como ése era un oficio impropio para las damas, publicaba con seudónimo sus audaces artículos contra la mentalidad servil que humillaba a su tierra.
Y otra Manuela, Manuela Sáenz, ganó fama perpetua por ser la amante de Simón Bolívar, pero además ella fue ella: la mujer que combatió contra el poder colonial y contra el poder macho y sus hipócritas pacaterías.
EDUARDO GALEANO.
De :"Los hijos de los días".
No ha sido fácil para la historia de la América independentista incluir en su nómina de próceres el nombre de Manuela Sáenz.
Si su condición de mujer ya lo hacía difícil, su estatus de amante del Libertador complicaba aún más las cosas.
La historiografía del siglo XIX, temiendo por la memoria del "más grande hombre de América", se encargaría de omitir la presencia de esta mujer
en su círculo.
Con todo y con ello, las anécdotas se dieron a conocer,
y la misma historia se vio en la necesidad de otorgarle a Manuela Sáenz la categoría de heroína.
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