Dicen los guaraníes: “La tierra es nuestra madre, es nuestra vida y es nuestra libertad”.
También las comunidades collas expresan un sentimiento
que se resume en la siguiente frase:
“En nuestra mente, en nuestros labios y en nuestro corazón está nuestra Pachamama”.
Pero “la tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a ella porque somos sus hijos”, decía un anciano de la tribu Seattle, de Norteamérica.
“- ¿Tiene dueño la tierra? ¿Cómo así?
-¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?
Si ella no nos pertenece, pues.
Nosotros somos de ella. Sus hijos somos.
Así siempre, siempre. Tierra viva.
Como cría a los gusanos, así nos cría.
Tiene huesos y sangre.
Leche tiene, y nos da de mamar.
Pelo tiene, pasto, paja, árboles.
Ella sabe parir papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer.
Ella nos cuida y nosotros la cuidamos.
Ella bebe chicha, acepta nuestro convite.
Hijos suyos somos.
¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?”
EDUARDO GALEANO.
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