19.10.15

Fridamanía.

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En 1954, una manifestación comunista caminó las calles de la ciudad de México.
Frida Kahlo iba ahí, en silla de ruedas.
Fue la última vez que la vieron viva.
Murió, sin ruido, poco después.
Y unos cuantos años pasaron hasta que la fridamanía, tremendo alboroto, la despertó.
¿Resurrección o negocio? ¿Se merecía esto una artista ajena al exitismo y al lindismo, autora de despiadados autorretratos que la mostraban cejijunta y bigotuda, acribillada de agujas y alfileres, acuchillada por treinta y dos operaciones?
¿Y si todo esto fuera mucho más que una manipulación mercantil? 
¿Un homenaje del tiempo, que celebra a una mujer capaz de convertir su dolor en color?
Eduardo Galeano

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