Sorpresa en el estadio Maracaná: Uruguay gana el campeonato mundial de fútbol de 1950.
Al anochecer, Obdulio Varela huye del hotel, asediado por periodistas, hinchas y curiosos.
Obdulio prefiere celebrar en soledad.
Se va a beber por ahí, en cualquier cafetín; pero por todas partes encuentra brasileños llorando.
-Todo fue por Obdulio- dicen, bañados en lágrimas, los que hace unas horas vociferaban en el estadio-. Obdulio nos ganó el partido.
Y Obdulio siente estupor por haberles tenido bronca, ahora que los ve de a uno.
La victoria empieza a pesarle en el lomo.
El arruinó la fiesta de esta buena gente, y le vienen ganas de pedirles perdón por haber cometido la tremenda maldad de ganar.
De modo que sigue caminando por las calles de Río de Janeiro, de bar en bar.
Y así amanece, bebiendo, abrazado a los vencidos.
EDUARDO GALEANO
( Memoria del fuego)
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