26.5.18

Entrega del Honoris Causa a Eduardo Galeano/ Marzo de 2002.


Una multitud aplaudió a Eduardo Galeano

En la entrega del Honoris Causa al escritor uruguayo y a Noam Chomsky, 2.000 personas -estudiantes, docentes, sindicalistas y representantes mapuches- colmaron el gimnasio de la UNC.

NEUQUEN (AN).- Una multitud que rebasaba el gimnasio "El Escondido" de la Universidad Nacional del Comahue aplaudió ayer a Eduardo Galeano. El escritor uruguayo y el lingüista estadounidense Noam Chomsky recibieron el doctorado honoris causa, otorgado en las postrimerías del mandato de Jorge Rabassa como rector de la UNC.
Los discursos fueron interrumpidos en varias ocasiones: cuando Rabassa mencionó a las Madres de Plaza de Mayo -presentes en el gimnasio- y citó a Salvador Allende, cuyo nombre lleva el aula magna de la universidad; cuando habló Osvaldo Bayer y se refirió a Galeano y a otros escritores latinoamericanos. La ceremonia volvió más emotiva: Bayer fue silenciado por el aplauso cuando dijo que Galeano es un "poeta vagabundo como Alexander von Humboldt" y cuando leyó una cita del uruguayo sobre la "cerámica hecha por manos obreras".
Antes del acto académico, Galeano -junto con Rabassa y Bayer- recibió a los periodistas regionales en el rectorado de la UNC. Saludó el proceso histórico americano y dijo que los profundos cambios transformadores "están anunciados por el lenguaje, en procesos incipientes".
El discurso de los zapatistas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional supone "un lenguaje nuevo: incorpora el sentido del humor tan ausente en la izquierda, rescatan la profunda concepción maya basada sobre el tiempo, porque para ellos es el tiempo el que funda el espacio". Según Galeano, los zapatistas a partir de su vocero, el subcomandante Marcos, tradujeron "a términos comprensibles para toda la humanidad" esa cosmovisión.
Dijo que en la situación actual de América y de Argentina es necesario un proceso de "desprivatización del Estado", que está en pocas manos "y no expresa a todos, lamentablemente".
Consideró que las privatizaciones realizadas en el continente -el único país, además de Cuba, que no privatizó sus servicios y empresas públicos fue Uruguay- dejaron a la gente "sin país, sin base material donde apoyarse".
Un ejemplo está constituido, dijo, por la Argentina, que fue "niña modelo y mejor alumna de esa dictadura financiera llamada comunidad internacional" pero, pese a su "abyección indigna e indignante" durante las presidencias de Carlos Menem -"las denominadas relaciones carnales"-, el resultado "es lo que vemos: la indignidad no paga, Roma no paga traidores".
Por el contrario, citó el caso uruguayo, que eludió las privatizaciones por un plebiscito en el cual, por el 73% la sociedad se negó a vender las empresas públicas. La consulta resulta imprescindible cuando se enajena el futuro "de más de una generación".
Después de Argentina, se habla "del milagro chileno, pero es necesario advertir que Chile es una de las sociedades más injustas del mundo", donde la pobreza "es el doble o triple de la de Ruanda y Bangladesh". Sin embargo, "ni la dictadura de (Augusto) Pinochet se animó a tocar la viga maestra de la economía que había nacionalizado Allende: el cobre".
Señaló una contracara en la respuesta popular representada por cacerolazos, asambleas populares, piquetes "y el trueque, que es una lección para el poder, que también escapa a la horca" de las relaciones permitidas y establece contactos bilaterales, "prohibidos por el sistema".
"Es necesario medir el dolor"

NEUQUEN (AN).- Eduardo Galeano dedicó el acto de anoche a "todos los caídos en el horror de las dictaduras" antes de leer dos textos, uno que se publicará en Página 12, sobre el tema de derechos humanos, y otro de homenaje a Noam Chomsky. Durante la conferencia de prensa, interrumpió su respuesta, recordó a Mauricio Gatti, padre de Simón -el chico encontrado por su madre, Sara Méndez, 26 años después-, muerto unos años atrás. Miró hacia el cielorraso y dijo: "murió del corazón, murió del dolor, murió de dictadura".
Habría que medir, dijo, "el dolor que difunden estas dictaduras del horror que no sólo matan por bala y por medios más sutiles", y habría que preguntarse por qué la gente "se muere de pena, se muere de locura, se mueren borrachos perdidos por no saber qué hacer con el dolor". Eso no se mide, pero afecta "a la gente vulnerable, con cierto nivel de sensibilidad".
Mencionó a Alfredo Zitarrosa, "que vivió 50 años o un poco más, y uno se pregunta cómo, un hombre de tanta sensibilidad puede haber vivido tanto. Solamente la gente insensible es de larga duración", sentenció.
En contraposición puso a "los que quieren trabajar, que son unos locos, como el Movimiento Sin Tierra" que buscan producir "en lugar de especular".
Galeano nació hace 62 años en Montevideo, Uruguay, donde vive actualmente luego de una década y media de exilio.
Estuvo entre los fundadores de la revista "Crisis" en Buenos Aires en la década de 1970, que fue clausurada en los inicios de la dictadura militar en 1976 y es autor de numerosas obras literarias y de investigación histórica, entre ellas "Las venas abiertas de América Latina, de1971, reeditada y traducida a varios idiomas. Obtuvo dos veces el premio Casa de las Américas y recibió el American Book Award, de la universidad de Washington, entre otros galardones.

Foto: Galeano al recibir el diploma del doctorado de manos de Osvaldo Bayer, ayer, en la UNC.

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