“En la soledad del confín de la tierra, han vivido felices y contentos por siglos
hombres con la forma de vida más simple;
las generaciones se iban sucediendo en su modo de vida inalterable, vital y potente.
Muchos eslabones podían haber prolongado esta cadena.
Hasta hace poco el indio nunca había servido de estorbo para nadie en el mundo.
Un puñado de ávidos europeos quiso acumular riquezas temporales.
Apenas le alcanzaron cinco décadas para borrar, sin dejar rastros, al milenario pueblo indígena.
¡Ese es el destino del
pueblo selk’nam!”
Martín Gusinde.
Sacerdote salesiano y etnólogo nacido en Austria
.
"En 1889, París festejó, con una gran exposición internacional, el primer siglo de la Revolución Francesa.
Argentina envió una variada muestra de productos del país.
Entre otras cosas, mandó una familia de indios de la Tierra del Fuego.
Eran once indios onas, ejemplares raros, una especie en extinción: los últimos onas estaban siendo aniquilados, en esos años, a tiros de Winchester.
De los once onas enviados, dos murieron en el viaje.
Los sobrevivientes fueron exhibidos en una jaula de hierro.
Antropófagos sudamericanos, advertía un cartel.
Durante una semana, no les dieron nada de comer.
Entonces, cuando ya los indios estaban aullando de hambre,
les arrojaron algunos pedazos de carne cruda.
El público, que había pagado entrada, se agolpaba en torno de la jaula.
Nadie quería perderse aquel espectáculo impresionante.
Así fueron celebrados los primeros cien años de la Declaración de los Derechos del Hombre."
EDUARDO GALEANO
EDUARDO GALEANO
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