que el mundo padece se llevan a la práctica a través de esos organismos
que dicen ser internacionales.
Sus víctimas son los otros desaparecidos: no los que se perdieron
en la niebla de horror de las dictaduras militares,
sino los desaparecidos de la democracia.
En estos años recientes, en Uruguay, mi país, en América Latina
y otras regiones del mundo han desaparecido los empleos,
los salarios, las jubilaciones, las fábricas, las tierras, los ríos,
y hasta han desaparecido nuestros hijos, que desandan
el camino de sus abuelos, obligados a emigrar en busca de lo que desapareció.
¿Obliga el sentido común a aceptar estos dolores evitables?"
EDUARDO GALEANO
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