Las mejores pinturas de Ferrer Bassa, el Giotto catalán, están en las paredes del convento de Pedralbes, lugar de las piedras albas, en las alturas de Barcelona. Allí vivían, apartadas del mundo, las monjas de clausura.
Era un viaje sin retorno: a sus espaldas se cerraba el portón, y se cerraba para nunca más abrirse. Sus familias habían pagado altas dotes, para que ellas merecieran la gloria de ser por siempre esposas de Cristo.
Dentro del convento, en la capilla de San Miguel, al pie de uno de los frescos de Ferrer Bassa, hay una frase que ha sobrevivido, como a escondidas, al paso de los siglos.
No se sabe quién la escribió. Se sabe cuándo. Está fechada, 1426, en números romanos. La frase casi no se nota. En letras góticas, en lengua catalana, pedía y pide todavía:
"Dile a Juan
que no me olvide."
EDUARDO GALEANO.
De : " Amares."
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