Galeano “cuenta la intensidad de personajes femeninos atravesados por el peso de una causa, como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo o Rigoberta Menchú; por su propia hermosura o talento, como Marilyn Monroe o Rita Hayworth, Frida Kahlo o Marie Curie; Camille Claudel o Josephine Baker. Pero también cuenta las hazañas colectivas de mujeres anónimas: las que lucharon en la Comuna de París, las guerreras de la revolución mexicana, las que –en un prostíbulo de la Patagonia argentina– se negaron a atender a los soldados que habían reprimido a los obreros”.
El propio Galeano escribió al respecto:
No hay tradición cultural que no justifique el monopolio masculino de las armas y de la palabra, no hay tradición popular que no perpetúe el desprestigio de la mujer o que no la denuncie como peligro.
Fundación de la novela moderna
Hace mil años, dos mujeres japonesas escribieron como si fuera ahora.
Según Marguerite Yourcenar, nadie nunca ha escrito una novela mejor que la Historia de Genji, de Murasaki Shikibu, magistral recreación de aventuras masculinas y humillaciones femeninas.
Otra japonesa, Sei Shônagon, compartió con Murasaki el raro honor de ser elogiada un milenio después. Su Libro de la almohada dio nacimiento al género zuihitsu, que literalmente significa al correr del pincel. Era un mosaico multicolor, hecho de breves relatos, apuntes, reflexiones, noticias, poemas: esos fragmentos, que parecen dispersos pero son diversos, nos invitan a penetrar en aquel lugar y en aquel tiempo.
Fuente: " La Jornada".
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