"Para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza "
Benedetti
Por valija diplomática llegan los verdes billetes que financian huelgas y sabotajes y cataratas
de mentiras. Los empresarios paralizan a Chile y le niegan alimentos.
No hay más mercado que el mercado negro.
Largas colas hace la gente en busca de un paquete de cigarrillos o un kilo de azúcar;
conseguir carne o aceite requiere un milagro de la Virgen María Santísima.
La Democracia Cristiana y el diario «El Mercurio» dicen pestes del gobierno y exigen
a gritos el cuartelazo redentor, que ya es hora de acabar con esta tiranía roja;
les hacen eco otros diarios y revistas y radios y canales de televisión.
Al gobierno le cuesta moverse; jueces y parlamentarios le ponen palos en las ruedas,
mientras conspiran en los cuarteles los jefes militares que Allende cree leales.
En estos tiempos difíciles, los trabajadores están descubriendo los secretos de la economía.
Están aprendiendo que no es imposible producir sin patrones, ni abastecerse sin mercaderes.
Pero la multitud obrera marcha sin armas, vacías las manos, por este camino de su libertad.
Desde el horizonte vienen unos cuantos buques de guerra de los Estados Unidos, y se exhiben
ante las costas chilenas.
Y el golpe militar, tan anunciado, ocurre.
Por Eduardo Galeano
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