—El marxismo es la máxima forma de la patología mental —había sentenciado el coronel Antonio Vallejo Nájera, psiquiatra supremo en la España del generalísimo Francisco Franco.
Él había estudiado, en las cárceles, a las madres republicanas, y había comprobado que tenían instintos criminales.
Para defender la pureza de la raza ibérica, amenazada por la degeneración marxista y la criminalidad materna, miles de niños recién nacidos o de muy corta edad, hijos de padres republicanos, fueron secuestrados y arrojados a los brazos de las familias devotas de la cruz y de la espada.
¿Quiénes fueron esos niños? ¿Quiénes son, tantos años después?
No se sabe.
La dictadura franquista inventó documentos falsos, que les borraron las huellas, y dictó orden de olvidar: robó los niños y robó la memoria.
Eduardo Galeano
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