“Cuando se trata de salvar los intereses públicos,
se sacrifican los particulares”.
José Gervasio Artigas
Artigas fue muy importante, mucho más de lo que se reconoce; fue el primer ciudadano ilustre del Mercosur, primero porque fue quien con más ahínco luchó para que no se rompiera el mapa de la Patria Grande, y segundo, porque de todos los héroes de la independencia fue el que tuvo la conciencia social más clara. No quiso que la independencia fuera lo que fue: una emboscada contra los hijos más pobres de América.
se sacrifican los particulares”.
José Gervasio Artigas
Artigas fue muy importante, mucho más de lo que se reconoce; fue el primer ciudadano ilustre del Mercosur, primero porque fue quien con más ahínco luchó para que no se rompiera el mapa de la Patria Grande, y segundo, porque de todos los héroes de la independencia fue el que tuvo la conciencia social más clara. No quiso que la independencia fuera lo que fue: una emboscada contra los hijos más pobres de América.
Esa doble dimensión lo agiganta.
Artigas hizo la reforma agraria medio siglo antes que Lincoln y un siglo antes que Zapata. Claro que es un tipo muy reivindicable, pero ¿por qué se lo ha olvidado? ¿Por qué no ocupa el lugar que debería ocupar?
Porque como jefe militar no tuvo mucho talento. No fue un buen jefe militar, y nosotros aprendemos una historia militar. Puros nombres de batallas.
Por eso yo fui el peor estudiante de Historia. La odiaba. ¡Y después escribí tanto de historia!
Pero odiaba la historia porque era una sucesión de batallas inverosímiles, donde todos los héroes morían pronunciando frases larguísimas y eran señores de bronce con los que yo no tenía nada que ver.
Yo decía: “¿Y estos tipos qué son, de mármol, de bronce?
No lloran, no se enamoran. No tienen miedo. ¿Qué tienen que ver conmigo?”.
Ir a historia era una visita al museo de cera.
Un desfile de próceres recién salidos de la tintorería, ¿cómo era posible que tuvieran esos uniformes tan lustrosos? Si era verdad que vivían de batalla en batalla…
Artigas no tenía nada que ver con eso.
Él gobernó sentado encima de un cráneo de vaca, bebiendo ginebra de un cuerno.
El único lujo que se daba era que tenía dos y hasta a veces tres secretarios, pero eso se explica por la falta de papel carbónico.
Los secretarios eran el duplicado, la copia.
Ese fue el único lujo que se dio.
Fue el hombre más sencillo del mundo, gobernó para los sencillos y habló poquísimo.
EDUARDO GALEANO
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