"En uno de sus frescos, en una capilla de Padua, el Giotto mostró los tormentos que los diablos infligían a los pecadores en el infierno.
Como en otras obras de otros artistas de la época, los instrumentos del suplicio infernal provocaban espanto y miedo.
Y cualquiera podía reconocer, en ese muestrario, las herramientas que la Santa Inquisición utilizaba para imponer la fe católica.
Dios inspiraba a su peor enemigo: Satanás imitaba, en el infierno, la tecnología del dolor que los inquisidores aplicaban en la tierra.
El castigo confirmaba que este mundo no era más que un ensayo general del infierno.
En el Más Acá y en el Más Allá, la desobediencia merecía el mismo premio."
EDUARDO GALEANO.
De: " Espejos . Una historia casi universal".
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