"Yo hago lo que hacen todos, que es recibir de la realidad imágenes,
voces, sueños, pesadillas que devuelvo porque creo que vale la pena contagiarlas,
y éso es lo que hacen todos.
En realidad, las fronteras que separan los diferentes géneros literarios o los modos de ficción o los documentos son bastante dudosas.
Es muy difícil establecer una frontera de la realidad; que es real cuando vive sus vigilias,
camina por las calles,
trabaja,
conversa
y que también es real cuando duerme o cuando se hace la dormida.
O sea: los sueños son parte de la realidad.
No es factible trazar límites. Yo trato de escribir sin ninguna restricción,
y lo que hago proviene de todas partes, de episodios pasados, que me parecen que valen la pena transmitirlos, comunicarlos, perpetuarlos.
Leyendas, mitos, cuentos pasados o presentes de historias que me siguen a la vera de los caminos, en mis andares.
Palabras que provienen de las cosas que recojo en los cafés, en las calles, del ahora que también es historia.
La historia la estamos haciendo aunque no sepamos.
Sí, está bien, soy un recogedor, un cazador de palabras.
Las encuentro por ahí y las devuelvo a los lectores. Pero no las devuelvo como las recibí, porque sería un estafador.
Como me cuesta mucho escribir, lo hago diez, veinte, treinta, cuarenta veces cada cosa, cada texto; o sea que no es fácil: a veces, los textos tienen originariamente veinte páginas y se reducen a un sólo párrafo...".
EDUARDO GALEANO.
- Entrevista a Sudestada -
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