28.5.16

"Miguel Hernández".



" Miguel Hernández ha influido de manera decisiva

 en toda una generación de escritores sudamericanos

 contemporáneos que, como el poeta de Orihuela ,

 han vinculado su obra literaria con el compromiso social 

en defensa de las minorías y colectivos desfavorecidos."

Eduardo  Galeano

"Peligro..."

"Son peligrosos algunos pulmones al viento."


Galeano

América según Humboldt.


"Mientras el siglo diecinueve daba sus primeros pasos, Alexander von Humboldt entró en América y descubrió sus adentros. Años después, escribió:
* Sobre las clases sociales: México es el país de la desigualdad. Salta a la vista la desigualdad monstruosa de los derechos y las fortunas. La piel más o menos blanca decide la clase que ocupa el hombre en la sociedad.

* Sobre los esclavos: En ningún lugar uno se avergüenza tanto de ser europeo como en las Antillas, sean francesas, inglesas, danesas o españolas. Discutir sobre qué nación trata mejor a los negros es como elegir entre ser acuchillado o desollado.

* Sobre los indios: Entre todas las religiones, ninguna enmascara tanto la infelicidad humana como la religión cristiana. Quien visite a los desafortunados americanos sujetos al látigo de los frailes, no querrá volver a saber nada más de los europeos y su teocracia.
* Sobre la expansión de los Estados Unidos: Las conquistas de los norteamericanos me disgustan mucho. Les deseo lo peor en el México tropical.

Y lo mejor sería que se quedaran en casa, en lugar de difundir su loca esclavitud."

Eduardo Galeano.
Fuente : Espejos "

El Bosco.


"Un condenado caga monedas de oro.
Otro cuelga de una llave inmensa.
El cuchillo tiene orejas.
El arpa ejecuta al músico.
El fuego hiela.
El cerdo viste toca de monja.
En el huevo, habita la muerte.
Las máquinas manejan a la gente.
Cada cual en lo suyo.
Cada loco con su tema.
Nadie se encuentra con nadie.
Todos corren hacia ninguna parte.
No tienen nada en común, salvo el miedo mutuo.
—Hace cinco siglos, Hieronymus Bosch pintó la globalización —comenta John
Berger."


Eduardo  Galeano.
De : "Espejos."


El Mal copia al Bien.


"En uno de sus frescos, en una capilla de Padua, el Giotto mostró los tormentos que los diablos infligían a los pecadores en el infierno.

Como en otras obras de otros artistas de la época, los instrumentos del suplicio infernal provocaban espanto y miedo. 
Y cualquiera podía reconocer, en ese muestrario, las herramientas que la Santa Inquisición utilizaba para imponer la fe católica.
 Dios inspiraba a su peor enemigo: Satanás imitaba, en el infierno, la tecnología del dolor que los inquisidores aplicaban en la tierra.

El castigo confirmaba que este mundo no era más que un ensayo general del infierno.
 En el Más Acá y en el Más Allá, la desobediencia merecía el mismo premio."

EDUARDO GALEANO.
De: " Espejos . Una historia casi universal".

Epicuro.


En su jardín de Atenas, Epicuro hablaba contra los miedos.

Contra el miedo a los dioses, a la muerte, al dolor y al fracaso.

Es pura vanidad, decía, creer que los dioses se ocupan de nosotros.
 Desde su inmortalidad, desde su perfección, ellos no nos otorgan premios ni castigos.
 Los dioses no son terribles porque nosotros, efímeros, mal hechos, no merecemos nada más que su indiferencia.

Tampoco la muerte es terrible, decía.
 Mientras nosotros somos, ella no es; y cuando ella es, nosotros dejamos de ser.

¿Miedo al dolor? Es el miedo al dolor el que más duele, pero nada hay más placentero que el placer cuando el dolor se va.

¿Y el miedo al fracaso? ¿Qué fracaso? Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco, pero ¿qué gloria podría compararse al goce de charlar con los amigos en una tarde de sol? ¿Qué poder puede tanto como la necesidad que nos empuja a amar, a comer, a beber?

Hagamos dichosa, proponía Epicuro, la inevitable mortalidad de la vida...

EDUARDO GALEANO.
De : " Espejos . Una historia casi universal."

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Los hijos de los días
Memorias del fuego I
Memorias del fuego II
Memorias del fuego III
Vagamundo
El libro de los abrazos
Fútbol a sol y sombra 
Patas arriba
Ser como ellos
La canción de nosotros 
Bocas del tiempo
Nosotros decimos no
Las venas abiertas de América Latina 
Las palabras andantes 
Días y noches de amor y de guerra

27.5.16

"La noche de los abrazos."


Una celebración múltiple para volver a pasar por el corazón.

Por Silvina Friera.
Una canción de León Gieco condensa los sentimientos que conectan al músico con Eduardo Galeano y Página/12.
 “Compramos el Página, leemos a Galeano, cantamos con la Negra, escuchamos Víctor Jara”, dice en “Los salieris de Charly’, el primer tema que interpretó Gieco anoche en el teatro Caras y Caretas, de la UMET, durante la celebración de los 29 años de este diario y el homenaje a Galeano por el lanzamiento de los fascículos coleccionables de Las venas abiertas de América Latina, ilustrados por Luis Scafati, que el diario ofrecerá a sus lectores a partir del próximo 1° de junio.
 Las voces de Estela de Carlotto, Cristina Banegas, Gerardo Romano y Carolina Peleritti lograron que la vibración textual de Galeano –esa pasión por “las únicas palabras que merecen existir” que para él eran “las palabras mejores que el silencio”– quedará repicando en el aire, como si todo sonara de otra manera.
 La emoción flotaba también en el ambiente cuando hablaron el propio Scafati, Nicolás Trotta (rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, UMET), Hugo Soriani (por la dirección de Página/12) y el editor Carlos Díaz de Siglo XXI.
El rector de la UMET –institución que surgió del “sueño y la decisión política” de los trabajadores de edificios– subrayó que el homenaje a Galeano es la primera actividad desde que Página/12 se sumó al grupo Octubre en una universidad que fue inaugurada por la expresidenta Cristina Fernández y el expresidente de Brasil, Luiz Iná- cio Lula da Silva.
 Para Trotta, Las venas… expresa “la historia del saqueo que ha vivido nuestra continente desde el mal llamado descubrimiento de América y nos interpela a pensar qué es hoy el imperialismo en el siglo XXI que vivimos, mucho más en este momento en que vemos que los procesos políticos en América latina están siendo jaqueados por los espacios conservadores de siempre”.
 El rector de la UMET alertó sobre cómo en estos tiempos “los medios de comunicación y los partidos judiciales tratan de jaquear nuestra democracia”.
 La reedición en fascículos de la obra de Galeano, que ha marcado la historia de América latina, es “sumamente importante para prepararnos para los tiempos que vienen”, agregó ante más de 500 personas, entre los que estaban Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, entre ellas Rosa Rosenblit, Tati Almeyda y Nora Cortiñas; legisladores, intelectuales, periodistas y artistas como Daniel Filmus, Carlos Ulanovsky, Víctor Santa María, Eduardo Jozami, María Seoane, Héctor Recalde, Ricardo Forster, Osvaldo Cáffaro, Luis Felipe Noé, Carlos Heller, Juan Carlos Junio, Yuyo Noé, Juan Manuel Abal Medina, Lito Cruz, Gabriela Alegre, Cecilia Rosetto, Pacho O’Donnell y Daniel Santoro, entre muchos otros.
Hugo Soriani, de la dirección del diario, comentó que al escuchar hablar a Trotta de “universidad de los trabajadores” recuperó una vieja consigna de los años 70: “universidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”… “Ya con 29 años era hora de formar una pareja, si no nos íbamos a quedar solos –ironizó Soriani–. Inclusive, quizá no sean los mejores momentos para atravesar en soledad; hay que atravesarlos en compañía. Así que hoy también festejamos esta unidad con el Grupo Octubre que se ha formado”. Soriani destacó que no le gusta usar la palabra homenaje porque siente que Eduardo le estaría diciendo: “Che, Huguito, homenaje, ¿qué es eso?”, y prefirió hablar de celebración de su obra. “Me enteré de dónde venía la palabra ‘recuerdo’ gracias a él, porque creo que fue en El libro de los abrazos que Eduardo pone que recuerdo viene del latín, de la palabra ‘recordari’, y que significa volver a pasar por el corazón. Eso es lo que siente Página/12 en este momento: la necesidad de volver a pasar por el corazón a Eduardo Galeano.
 El formó parte de la vida de muchos de nosotros, hasta de los más jóvenes porque a través de sus libros siempre está presente”. Soriani compartió un puñado de anécdotas. En 1971, cuando salió la primera edición de Las venas…, él cursaba quinto año en la escuela Hipólito Vieytes. En una clase de merceología lo encontraron leyendo el libro de Galeano. “Me hicieron un parte de amonestaciones que aún recuerdo y creo que mi madre lo debe haber guardado en algún lugar  muy emocionada, porque el parte decía: ‘Se sanciona con cinco amonestaciones a Hugo Soriani por estar leyendo un libro ajeno a la materia y ajeno a los programas de estudio de esta escuela’. Cuando llevé el parte a casa, no podían creer que me amonestaban por leer libros, así que más o menos me felicitaron”.
El momento más conmovedor llegó cuando Soriani mostró un cuaderno Arte, “ajadito, gastadito”, como diría Eduardo, con textos copiados a mano por los presos políticos. “En la carátula dice pabellón 9 alto, celda número 15, cárcel de Magdalena, año 1975, y tiene un sello, una R en rojo, que quería decir que había pasado por la requisa, que estaba autorizado. Íbamos copiando las cosas que nos gustaban de los libros, sospechando que después no los íbamos a tener más para leerlos. Este cuaderno tiene copiados párrafos enteros de Las venas… y tiene un cuento, que ni sabía que existía, que es un texto que escribió Luis Scafati, que se llama ‘Barrio viejo’. O sea que tantos años después, en lo personal, y en representación de los compañeros que estuvieron en las cárceles conmigo, volvemos a juntar a Eduardo Galeano y a Luis Scafati.
 La verdad es que me emocionó mucho la historia”, confesó, y recordó que cada vez que el escritor uruguayo venía a Buenos Aires, él con Ernesto Tiffenberg y Jorge Prim iban a cenar juntos. “Era un placer escuchar sus anécdotas, tenía una capacidad muy grande para desacralizarse a sí mismo, para reírse se sí mismo, para decir que Helena, su compañera de tantísimos años, era la que lo corregía permanentemente y la culpable de la belleza de sus textos. Porque él decía que Helena sabe separar ‘las piedras de las lentejas’”, evocó. “Eduardo era un rock star: juntaba multitudes en todos los escenarios, hacía giras como los Rolling Stone, con la diferencia que él era solista, y leía sus textos y tenía a los auditorios hipnotizados durante horas. Eduardo levantaba ese tipo de pasiones”, comparó Soriani, y advirtió la importancia que tiene reeditar la obra de Galeano en un momento en que las democracias están amenazadas en Paraguay, en Brasil y en Venezuela.
 Para terminar agradeció la presencia de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: “Si ellas no hubieran resistido ayer, muchos de nosotros quizás hoy no podríamos estar acá”.
Carlos Díaz reconoció que Página/12 forma parte de su vida y que Galeano marcó su carrera como editor. “Eduardo fue un tipo irreverente, divertido, un gran conversador. El cultivaba apasionadamente la amistad y decía que podía trabajar solamente con amigos. Odiaba la solemnidad, el palabrear, eso de hablar de más, de ser redundante, de excederse en el elogio. No quiero hablar de él como si fuera una estatua de mármol, porque era muy difícil no encariñarse con él y no adorarlo”, reconoció su editor. “Eduardo tenía la misma estrategia de los Redonditos de Ricota.
 Una vez me llamó una periodista de Clarín que quería hacerle una nota importante. Hablé con Eduardo y me dijo que no, que estaba muy ocupado, que era un lío esos días. A las pocas semanas, voy caminando por la calle Corrientes y veo la cara de Eduardo en la tapa de Sudestada, una revista autogestionada muy linda. La nota empezaba diciendo ‘Eduardo nos recibió en su casa y estuvimos cuatro horas’.
 El tipo era más feliz dándole una nota a los chicos de Sudestada que a un gran medio”.
Luis Scafati agradeció por la invitación para ilustrar la obra de Galeano. “Yo soy un ilustrador, o sea lo que puedo decir es muy poco porque lo mío es la imagen. Este proyecto que tiene mucho que ver con mi vida porque en un momento, allá por los 70, Las venas… era nuestra Biblia. Si alguien me hubiera dicho que algún día la iba a ilustrar, me hubiera parecido increíble”, reconoció “Fati”, como lo llaman en el ambiente del dibujo y la ilustración. “Muchos libros que fueron importantes en mi vida en lecturas posteriores se desinflaron. No fue este caso. Las venas… es actual; es el mismo argumento que usa el liberalismo aplicado desde la colonia. Me tengo que estar cuidando porque salen a borbotones dibujos que son duros. Es lo que me da el texto, es un texto duro. Me hace feliz que el público sea la gente joven, sobre todo en este momento en que acceder a un libro es difícil porque un libro es caro”, redondeó Scafati.
Si la mesa ya había instalado la emoción en la sala Caras y Caretas, la actuación y las palabras de Gieco, que engarzaban con las lecturas de fragmentos de Las venas... a cargo de Peleritti, Banegas, Romano y Carlotto, la multiplicaron. “Es un honor para mí que se hayan acordado de uno de los pocos que quedan cantando estas canciones. Yo estoy esperando que mucha juventud lo haga. Como todavía no arrancaron, uno tiene que seguir laburando”, bromeó el músico y contó que tuvo la suerte de ver un par de veces a Galeano en Uruguay. “Una vez lo invité a un recital y fue con su mujer. Otro día, también en Uruguay, hicimos un programa muy importante. Estaban (Daniel) Viglietti, el Negro (Rubén) Rada, Galeano, Mario Benedetti y yo. En el ‘92 compuse una canción en la que lo menciono que dice ‘compramos el Página, leemos a Galeano, cantamos con la Negra, y escuchamos Víctor Jara’. Me acuerdo de que Benedetti me dijo: ‘¡qué buena carta de presentación!’. Después de tantos años que pasaron, ninguno de los tres nos defraudamos: ni Página/12 ni Galeano ni creo que yo tampoco, ¿no? Podría haber pasado que mi agencia de actuaciones o mi manager sea (Darío) Lopérfido. Pero no pasó, zafé.” El apellido del ministro de Cultura de la ciudad provocó carcajadas y silbatina. “Como ninguno de los tres los defraudamos, seguimos festejando, comprando Página, leyendo a Galeano.
 Con la Negra no podemos cantar, pero vamos a seguir cantando y a seguir escuchando a Víctor Jara”, concluyó Gieco antes de empezar a cantar. Después se sucedieron lecturas y canciones sabiamente elegidas para ilustrar los textos y elevar la emoción y los sentimientos compartidos. 
La última fue “Como la cigarra”, de María Elena Walsh, (“una canción pesimista y optimista a la vez, como para estos tiempos” la definió Gieco), en la que compartieron el escenario todos los artistas junto a Madres y Abuelas de Plazas de Mayo que subieron a compartir los abrazos.
Fuente : Página 12.

26.5.16

Palabras que nunca se lleva el viento.

El texto de Eduardo Galeano conserva una vigencia que, dados los aires que recorren el continente, llega a asustar.
 Hoy se hizo el lanzamiento de la colección de fascículos con la presencia de Estela de Carlotto, León Gieco, Scafati y Cristina Banegas, entre otros.

“Mi nacimiento confirmó que Dios no es infalible; pero no siempre me equivoco, sin embargo, a la hora de elegir la gente que quiero y las ideas en que creo”, confiesa Eduardo Galeano en “Brevísimas señas del autor”, incluido en El cazador de historias, su último libro publicado póstumamente que agotó dos ediciones de 30.000 y 15.000 ejemplares. “Detesto a los lastimeros, odio a los quejosos, admiro a quienes saben aguantar callando los golpes del mal tiempo, y por suerte nunca falta algún amigo que me dice que siga escribiendo nomás, que los años ayudan y que la calvicie ocurre por pensar demasiado y es una enfermedad profesional. Escribir cansa, pero consuela”, concluye el escritor uruguayo ese texto que condensa una ética y una estética que cultivó hasta su muerte a los 74 años, el 13 de abril de 2015, hace poco más de un año. Como parte de la celebración de una obra que ha dejado huellas imborrables, Página/12 ofrece a sus lectores desde el próximo miércoles una obra paradigmática del uruguayo, que marcó toda una época y se convirtió en contraseña en tiempos oscuros. Las venas abiertas de América latina llega ahora en forma de fascículos, que aparecerán todos los miércoles junto al diario.
No es una reedición más. El libro que Galeano publicó en 1971 llega ahora realzado por las ilustraciones de uno de los gigantes del dibujo y la ilustración en Argentina: el mendocino Luis Scafati retomó esa radiografía precisa del continente y la tradujo a una serie de imágenes con esa clase de belleza que ya ha puesto en juego para ilustrar a Piglia y a Poe, a Arlt y a Kafka; no es casual que Fati –como lo conocen todos en el gremio del plumín– haya sido premiado en 2012 con un Konex que lo distinguió como uno de los cinco mejores ilustradores de la década en el país. Así, sus dibujos otorgan aún más potencia a un texto que, 45 años después, asombra por su vigencia: aquella precisa investigación de Galeano sobre las colonizaciones de toda clase, el avasallamiento económico, la primacía de las grandes empresas sobre los pueblos de América latina, tiene hoy una sintonía especial con los aires que atraviesan el continente en los últimos tiempos que no solo asombra: asusta.
El lanzamiento de los fascículos llega en combinación con otro homenaje a la obra de Galeano: la presente edición del diario incluye El cazador de historias, un suplemento para conservar y releer. La celebración de los 29 años de vida de este diario ameritaba un repaso por algunas de las mejores notas que el escritor realizó en estas páginas, un paseo por tantas lecturas que combinaron periodismo y literatura, visión clínica de las realidades sociopolíticas y vuelo poético. Pero además, hoy a las 19.30 en la Sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037) se producirá un encuentro que buscará celebrar su obra y ponerle voces de esas que multiplican su efecto. Estela Carlotto, Cristina Banegas, Gerardo Romano y Carolina Peleritti pasarán por el escenario para leer sus textos predilectos de Galeano; Scafati dará su visión sobre lo que significó trabajar sobre Las venas abiertas de América latina; habrá palabras de Hugo Soriani –por la dirección de Página/12–, Nicolás Trotta –rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo– y Carlos Díaz, de la Editorial Siglo XXI. Como cierre ideal para la velada, León Gieco le dedicará sus canciones que han servido tantas veces como banda de sonido casi obligada a las ideas y preocupacines de Galeano.
Cristina Banegas tuvo el honor de conocer a Eduardo Galeano hace muchos años, en la época de la revista Crisis. “Yo era muy amiga de Vicente Zito Lema, que era el director de la revista en 1976”, dice la actriz y directora. “Entonces estaba haciendo Woyzeck, la obra de Georg Büchner sobre la historia de un soldado, lo menos oportuno para ese momento. Vicente y Eduardo estaban clandestinos porque a la revista la habían allanado un par de veces y me acuerdo que venían a ver la obra y después nos íbamos a comer a una pizzería. Tuve un momento de mucho contacto en una situación de absoluta clandestinidad, lo cual era entre divertido y terrorífico. Ahí lo empecé a leer a Eduardo, en esos tiempos turbulentos en los que había una gran intensidad en los vínculos”, plantea Banegas, y confiesa que todavía no eligió qué leerá en el homenaje, aunque intuye que habrá algo de Las venas abiertas de América latina con textos más personales y recientes. “Su obra ha hecho un camino extraordinario en el mundo”, pondera, sin dudas.
Carlos Díaz, director editorial de Siglo XXI, cuenta que lo primero que leyó fue precisamente Las venas abiertas de América latina, “un libro que te marca y te abre la cabeza”. Detrás de esta primera lectura hay una anécdota de preludio. “A los 15 años trabajé en una Feria del Libro, me pusieron en un stand y me dijeron: ‘flaco, cuidá que no se roben nada’. Había un libro que tenía que reponer todo el tiempo: Las venas abiertas... No podía creer cómo se vendía. Ahí lo descubrí y después lo leí”, recuerda Díaz. El editor lo vio por última vez los primeros días de abril del año pasado, una semana antes de su muerte. “Murió en su ley en lo ideológico, porque a Eduardo lo quisieron hacer pedir perdón y que renegara de su ideología, de todo lo que había defendido a lo largo de su vida, pero él con una sonrisa en la cara se mantuvo fiel hasta el final. No es que no haya evolucionado su pensamiento o sus ideas; sí fueron cambiando y fue tomando posiciones muy críticas respecto de cuestiones que había defendido en otro momento. Nunca se convirtió en un escritor ideológicamente lavado”.
Será por eso que el nombre de Eduardo Galeano sigue teniendo el peso de una contraseña entre tantos que vivieron tiempos oscuros y encontraron luz entre sus frases. Hoy será una buena velada para recordarlo y homenajearlo; cada miércoles será un nuevo reencuentro con textos y dibujos sin edad. A veces a las palabras no se las lleva el viento.

25.5.16

"La sal de esta tierra."

En 1947, la India se convirtió en país independiente. 
Entonces cambiaron de opinión los grandes diarios hindúes, escritos en 
inglés, que se habían burlado de Mahatma Gandhi, personajito ridículo, cuando 
lanzó, en 1930, la marcha de la sal. 
El imperio británico había alzado una muralla de troncos de cuatro mil 
seiscientos kilómetros de largo, entre el Himalaya y la costa de Orissa, para 
impedir el paso de la sal de esta tierra. La libre competencia prohibía la libertad: 
la India no era libre de consumir su propia sal, aunque era mejor y más barata 
que la sal importada desde Liverpool. 
A la larga, la muralla envejeció y murió. Pero la prohibición continuó, y 
contra ella lanzó su marcha un hombre chiquito, huesudo, miope, que andaba 
medio desnudo y caminaba apoyado en un bastón de bambú. 
A la cabeza de unos pocos peregrinos, Mahatma Gandhi inició una 
caminata hacia la mar. Al cabo de un mes, tras mucho andar, una multitud lo 
acompañaba. Cuando llegaron a la playa, cada uno recogió un puñado de sal. 
Así, cada uno violó la ley. Era la desobediencia civil contra el imperio británico. 
Unos cuantos desobedientes cayeron ametrallados y más de cien mil 
marcharon presos. 
Presa estaba, también, su nación. 
Diecisiete años después, la desobediencia la liberó. 
Eduardo Galeano.
FUENTE : "Espejos. Una historia casi universal."

"Tu futuro te condena ."



Siglos antes de que naciera la cocaína, ya la coca fue hoja del Diablo. 
Como los indios andinos la mascaban en sus ceremonias paganas, la Iglesia 
incluyó la coca entre las idolatrías a extirpar.
 Pero las plantaciones, lejos de 
desaparecer, se multiplicaron por cincuenta desde que se descubrió que la coca 
era imprescindible.
 Ella enmascaraba la extenuación y el hambre de la multitud 
de indios que arrancaban plata a las tripas del Cerro Rico de Potosí. 
Algún tiempo después, también los señores de la colonia se acostumbraron 
a la coca.
 Convertida en té, curaba indigestiones y resfríos, aliviaba dolores, 
daba bríos y evitaba el mal de altura. 
Hoy en día, la coca sigue siendo sagrada para los indios de los Andes y 
buen remedio para cualquiera.
 Pero los aviones exterminan los plantíos, para 
que la coca no se convierta en cocaína. 
Sin embargo, los automóviles matan mucha más gente que la cocaína y a 
nadie se le ocurre prohibir la rueda. 
EDUARDO GALEANO 
FUENTE : "Espejos."

"El peligroso vicio de preguntar."


¿Qué vale más? ¿La experiencia o la doctrina? 
Dejando caer piedras y piedritas y bolas y bolitas, Galileo Galilei comprobó 
que la velocidad es la misma aunque el peso de los objetos sea diferente. 
Aristóteles estaba equivocado, y durante diecinueve siglos nadie se había dado 
cuenta. 
Johannes Kepler, otro curioso, descubrió que las plantas no giraban en 
círculos cuando perseguían la luz a lo largo del día. ¿Acaso no era el círculo el 
camino perfecto de todo lo que gira? ¿No era el universo la perfecta obra de 
Dios? 
—Este mundo no es perfecto, ni mucho menos —concluía Kepler—. ¿Por qué 
habrían de ser perfectos sus caminos? 
Sus razonamientos resultaban sospechosos para los luteranos y para los 
católicos también. La madre de Kepler había estado cuatro años presa, acusada 
de practicar brujerías. Por algo sería. 
Pero él vio y ayudó a ver, en aquellos tiempos de oscuridad obligatoria: 
adivinó que el sol giraba en torno de su eje, 
descubrió una estrella desconocida, 
inventó la unidad de medida que llamó dioptría y fundó la óptica moderna. 
Y cuando ya se estaba arrimando al fin de sus días, se le dio por 
decir que así como el sol decidía el viaje de las plantas, las mareas 
obedecían a la luna. 
—Demencia senil—opinaron los colegas. 
EDUARDO GALEANO.
Fuente " Espejos. Una historia casi universal."

"Suplemento aniversario." - Página 12 -

24.5.16

"Raíces al viento."

"Según dicen algunas antiguas tradiciones, el árbol de la vida crece al revés.
 El tronco y las ramas hacia abajo, las raíces hacia arriba. 
La copa se hunde en la tierra, las raíces miran al cielo.
 No ofrece sus frutos, sino su origen.
 No esconde bajo tierra lo más entrañable, lo más vulnerable, sino que lo arriesga a la intemperie: entrega sus raíces, en carne viva, a los vientos del mundo."

Eduardo Galeano 

Muchas veces murió la esclavitud

El barco de los esclavos - Turner -

"Consulte cualquier enciclopedia.
 Pregunte cuál fue el primer país que 
abolió la esclavitud.
 La enciclopedia responderá: Inglaterra. 
Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio británico, 
campeón mundial del tráfico negrero, cuando haciendo números advirtió que 
ya no era tan rentable la venta de carne humana. Pero Londres descubrió que la 
esclavitud era mala en 1807, y tan poco convincente resultó la noticia, que 
treinta años después tuvo que repetirla dos veces. 
También es verdad que la revolución francesa había liberado a los esclavos 
de las colonias, pero el decreto libertador, que se llamó inmortal, murió poco 
después, asesinado por Napoleón Bonaparte. 
El primer país libre, de veras libre, fue Haití.
 Abolió la esclavitud tres años 
antes que Inglaterra, en una noche iluminada por el sol de las hogueras, 
mientras celebraba su recién ganada independencia y recuperaba su olvidado 
nombre indígena. "

EDUARDO GALEANO.
FUENTE : " ESPEJOS - UNA HISTORIA CASI UNIVERSAL."

La conciencia ...


"  La Cobardía pregunta:
--¿Es seguro?
La Conveniencia pregunta:
--¿Es oportuno?
Y la Vanidad pregunta:
¿Es popular?
Pero la Conciencia pregunta:
--¿Es justo?"

EDUARDO GALEANO.

"El río y los peces."


"Un viejo proverbio dice que enseñar a pescar es mejor que dar pescado. 
El obispo Pedro Casaldáliga, que vive en la región amazónica, dice que sí, 
que eso está muy bien, muy buena idea, pero ¿qué pasa si alguien compra el río, 
que era de todos, y nos prohíbe pescar? ¿O si el río se envenena, y envenena a 
sus peces, por los desperdicios tóxicos que le echan? O sea: ¿qué pasa si pasa lo 
que está pasando?"

EDUARDO GALEANO.
FUENTE : " Espejos - Una historia casi universal -