13.8.20

Dignidad : Símbolo entrañable.

Pintura realizada por Ernesto Rancaño para el VIII Congreso de la UJC
 celebrado en Ciudad de La Habana del 2 al 5 de diciembre de 2004 

"Se juzga a Cuba como si no estuviera padeciendo desde hace más de treinta años,
 una continua situación de emergencia.
 Astuto enemigo, sin duda, que condena las consecuencias de sus propios actos. 
A Cuba le dictan cursos de derechos humanos quienes silban y miran para otro lado cuando la pena de muerte se aplica en otros sitios de América y se aplica de vez en cuando, sino de manera sistemática: achicharrando negros en las sillas eléctricas de Estados Unidos,
 masacrando indios en las sierras de Guatemala y acribillando niños en las calles de Brasil.  ¿Deja de ser admirable la porfiada valentía de esta isla minúscula, condenada a la soledad, en un mundo donde el servilismo es alta virtud o prueba de talento?
 ¿Un mundo donde quien no se vende, se alquila? 
 Fidel Castro es un símbolo de dignidad nacional.
 Para los latinoamericanos, que ya estamos cumpliendo cinco siglos de humillación, un símbolo entrañable."

EDUARDO  GALEANO.

" Tradiciones."


"La palabra y el acto no se habían encontrado nunca.

Cuando la palabra decía sí, el acto hacía no.
Cuando la palabra decía no, el acto hacía sí.
Cuando la palabra decía más o menos, el acto hacía menos o más.
Un día, la palabra y el acto se cruzaron en la calle.
Como no se conocían, no se reconocieron.
Como no se reconocieron, no se saludaron."


EDUARDO  GALEANO.

"Experto internacional"


Escuché esta historia en diversos lugares, atribuida a diferentes personas, por lo que sospecho que cualquier parecido con la realidad ha de ser mera coincidencia.

He aquí la versión que recibí en la Dominicana.
Piaban los niños y los pollitos alrededor de doña María de las Mercedes, que cloqueando arrojaba granos de maíz a sus gallinas. En eso estaba ella, aquel día como todos los días, cuando un automóvil emergió, resplandeciente, desde una nube de polvo en el camino que venía de Santo Domingo.
Un señor de traje y corbata, maletín en mano, le preguntó:
–Si yo le digo, exactamente, cuántas gallinas tiene, ¿usted me da una?

Ella hizo una mueca.

Y acto seguido él encendió su computadora Pentium IV de l.5 GB, activó el GPS, se conectó por teléfono celular con el sistema de fotos satelitales y puso en funcionamiento el contador de pixels:
–Usted tiene ciento treinta y dos gallinas.
Y atrapó una y la apretó entre los brazos.
Entonces, doña María de las Mercedes Holmes le preguntó:–Si yo le digo en qué trabaja usted, ¿me devuelve la gallina?
El hizo una mueca.
Y ella dijo:
-Usted es un experto de una organización internacional.
Recuperó su gallina y explicó que era fácil, cualquiera se daba cuenta:
- Usted vino sin que nadie lo llamara, se metió en mi gallinero sin pedir permiso, me dijo algo que yo ya sabía y me cobró por eso.


EDUARDO GALEANO.