En 1814, el rey Fernando mató a la Pepa.Pepa era el nombre que el pueblo daba a la Constitución de Cádiz, que dos años antes había abolido la Inquisición y había consagrado la libertad de prensa, el derecho de voto y otras insolencias.
El rey decidió que la Pepa no había sido.
La declaró nula y de ningún valor ni efecto, como si no hubiesen pasado jamás tales actos, que debían quitarse de en medio del tiempo.
Y después, para quitar de en medio del tiempo a los enemigos del despotismo monárquico, se alzaron patíbulos en toda España.
Una mañana de 1831, bien tempranito, ante una de las puertas de la ciudad de Granada, el verdugo dio vueltas al torniquete hasta que el collar de hierro rompió el cuello de Mariana Pineda.
Ella fue culpable.
Y después, para quitar de en medio del tiempo a los enemigos del despotismo monárquico, se alzaron patíbulos en toda España.
Una mañana de 1831, bien tempranito, ante una de las puertas de la ciudad de Granada, el verdugo dio vueltas al torniquete hasta que el collar de hierro rompió el cuello de Mariana Pineda.
Ella fue culpable.
Por bordar una bandera, por no delatar a los conspiradores de la libertad y por negar el favor de sus amores al juez que la condenó.
Mariana tuvo vida breve.
Mariana tuvo vida breve.
Le gustaban las ideas prohibidas,
los hombres prohibidos,
las mantillas negras,
el chocolate
y las canciones suavecitas.
Eduardo Galeano