que pierdo en el desayuno,
que recupero cuando recibo el sol en la calle
y que, después de caminar un rato,
se me vuelve a caer por algún agujero del bolsillo.
Y me digo: “¿Dónde quedó la esperanza?”.
Y la busco y no la encuentro.
Y entonces, aguzando el oído,
la escucho ahí, croando como un sapito minúsculo,
llamándome desde todos los pastos.
La tengo, la vuelvo a perder.
Nunca tuve una esperanza de receta,
comprada en una tienda de corte y confección,
una esperanza dogmática.
Es una esperanza viva y, por lo tanto,
no sólo está a salvo de la duda,
sino que se alimenta de la duda."
EDUARDO GALEANO.