12.5.17

Montevideo por Eduardo Galeano

“Aquí nací en Montevideo, y aquí vivo.
 No por fatalidad del destino o de la geografía sino por elección.
 La elijo. 
Elijo esta ciudad por muchas cosas,
 pero entre otras porque aquí todavía se puede respirar y caminar”.

Eduardo  Galeano.

" Mundo."

“Habitamos un mundo que trata mejor a los muertos que a los vivos. 
Los vivos somos preguntones, y somos respondones,
 y tenemos otros graves defectos imperdonables para un sistema que cree que la muerte, 
como el dinero,
 mejora a la gente.”

EDUARDO GALEANO

" Herramientas del poder."


“El miedo nos gobierna.
 Ésa es una de las herramientas de las que se valen los poderosos.
 La otra es la ignorancia.”

EDUARDO GALEANO

" Tiempo."


“El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal,
 el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, 
máquinas nacidas para “ganar tiempo” o para “pasar el tiempo”,
 se apoderan del tiempo.”

EDUARDO  GALEANO

" Sistema."

“El sistema, que nos quiere ciegos,
 que nos quiere mudos,
 que nos quiere sordos,
 no nos ayuda a vivir naciendo.
 El sistema nos entrena para vivir muriendo 
y para vivir matando: matando, hacia afuera,
 porque todo prójimo es un competidor y un posible enemigo,
 y sobre todo matando hacia adentro,
 matando lo mejor que cada cual tiene vivo dentro de sí.”

EDUARDO  GALEANO

''Medio alternativo de coerción''.



En las cámaras de tormento, se arranca la máscara un sistema que practica el crimen para robar países. Los burócratas del dolor, soldados y policías, no son más que instrumentos del poder que necesita la tortura para asegurar y ampliar sus dominios. Nada tiene de anormal que un sistema atrozmente injusto utilice métodos atroces para perpetuarse. Y nada tiene de anormal que los amos del mundo no sólo practiquen la tortura, sino que además la prediquen llamándola ''medio alternativo de coerción'', ''técnica intensiva de interrogatorios'' o ''táctica de presión e intimidación''. 


Pero nos angustia comprobar que una proporción creciente de la opinión pública mundial aplaude la tortura, o por lo menos la acepta, cuando se aplica contra los presuntos terroristas que se niegan a decir lo que saben o contra los posibles delincuentes que ponen en peligro la seguridad pública.
 Nos parece escandaloso que este horror se admita como costumbre y que los más poderosos medios de comunicación le hagan propaganda, cada vez con menos disimulo.



Nos resulta inadmisible la creciente impunidad de los torturadores, amparados por los acuerdos de inmunidad que el gobierno de los Estados Unidos impone para colocar a sus policías y militares más allá del alcance de toda justicia local o universal. 



Y creemos que es urgente denunciar que mienten quienes dicen que la tortura ampara a la población civil. 



Esta máquina de picar carne humana no actúa para poner a los inocentes a salvo de las amenazas que los acechan, sino al revés: la tortura amenaza a los inocentes, porque en cualquier momento puede convertirlos en culpables mediante sus feroces tratamientos. 
No sirve para proteger a la población, sino para aterrorizarla.
 No sirve para arrancar información, sino que se aplica para evitar rebeldías, castigar herejías, humillar dignidades y sembrar el miedo. 



Eduardo Galeano


" No a la tortura."


"Dicen que la tortura es eficaz. 

Pero desde los tiempos de la Santa Inquisición se sabe que no son creíbles las confesiones del torturado, porque el dolor le hace decir lo que el torturador quiere que diga. 

Uno de los casos recientes más reveladores fue la confesión de un jefe de Al Qaeda, Ibn al-Shaykh al-Libi, quien bajo tortura confesó que Saddam Hussein estaba entrenando a su organización con armas químicas y biológicas y así ayudó a Colin Powell a cometer el papelón de su vida en el discurso que anunció la invasión de Irak. 

Dicen que la tortura es eficaz. 

Pero la tortura fue masivamente aplicada a centenares de miles de personas en Argelia, Vietnam y América Latina, y no impidió la derrota del poder colonial francés, ni salvó de la humillación al poder imperial norteamericano, ni evitó la caída de las dictaduras militares latinoamericanas. 

Dicen que la tortura es eficaz. 

Pero en Irak, Abu Ghraib no ha servido más que para poner en evidencia el terrorismo de los invasores."

EDUARDO GALEANO 

" Cultura del terror."


Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo.
La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de por vida en la cárcel.
Según es costumbre, los policías la habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones.
Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían mucho entre sí, como si ella hubiera cometido el asesinato de muy diversas maneras. En cada confesión había personajes diferentes, pintorescos fantasmas sin nombre ni domicilio, porque la picana eléctrica convierte a cualquiera en fecundo novelista; y en todos los casos la autora demostraba tener la agilidad de una atleta olímpica, los músculos de una fuerzuda de feria y la destreza de una matadora profesional. Pero lo que más sorprendía era el lujo de detalles: en cada confesión, la acusada describía con precisión milimétrica ropas, gestos, escenarios, situaciones, objetos…
Alma Di Agosto era ciega.
Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos de que ella era culpable:
-¿Por qué? -preguntó el abogado.
-Porque lo dicen los diarios.
-Pero los diarios mienten -dijo el abogado.
-Es que también lo dice la radio -explicaron los vecinos-. ¡Y la tele!
EDUARDO GALEANO