29.9.18

" Cursos prácticos."

"No se puede prohibir, ni se puede negar 
El derecho a vivir, la razón de soñar... 
No se puede prohibir, el creer ni el crear, 
Ni la tierra excluir, ni la luna ocultar... 
No se puede prohibir, ni una pizca de amor, 
Ni se puede eludir que retoñe la flor... 
Ni del alma el vibrar, ni del pulso el latir, 
Ni la vida en su andar... No se puede prohibir. 

No se puede prohibir, la elección de pensar 
Ni se puede impedir, la tormenta en el mar... 

No se puede prohibir, el afán de cantar, 
Ni el deber de decir lo que no hay que callar..."
Eladia Blázquez


"El niño uruguayo Joaquín de Souza está aprendiendo a leer 
y practica con los carteles que ve.
 Y cree que la letra pe es la más importante, porque todo empieza con ella:
Prohibido entrar..
 Prohibido fumar ...
Prohibido escupir... 
Prohibido estacionar...
Prohibido fijar carteles...
 Prohibido arrojar basura... 
Prohibido encender fuego...
 Prohibido hacer ruido...
 Prohibido..."

EDUARDO GALEANO.
 De : " Bocas del tiempo."

" El progreso."


"De la noche a la mañana, ocurrió: unos palos con tres ojos brotaron en las esquinas de la calle principal.
 Nunca se había visto nada semejante en el pueblo de Quaraí, ni en toda esa región de la frontera.
De a caballo, venidos de lejos, acudían los curiosos.


 Ataban los caballos en las afueras, por no molestar el tránsito, y se sentaban a contemplar la novedad. 
Mate en mano, el termo bajo el brazo, esperaban la noche, porque en la noche las luces eran más luces,
 y daba gusto quedarse y mirar, como quien mira las estrellas naciendo en el cielo. 
Las luces se encendían y se apagaban, luz roja, amarilla, verde, siempre al mismo ritmo;
 pero aquellos hombres de campo, indiferentes al paso de los automóviles 
y de la gente, no se aburrían del espectáculo.
–El de aquella esquina es más lindo –aconsejaba uno.
–Este de aquí demora más –opinaba otro.
Que se sepa, ninguno preguntó para qué servían esos ojos mágicos,


 que parpadeaban sin cansarse nunca."

EDUARDO GALEANO

" Apartheid."

" Luchamos contra el apartheid en Sudáfrica
con el apoyo de personas de todo el mundo
por la gente que fue culpada por ser negra y fue
obligada a sufrir por algo sobre lo que
no podían hacer nada..."

Desmond Tutu.


"Portugal celebró, con bombos y platillos, los quinientos años del desembarco
 de Bartolomé Díaz en las costas del sur de África.
 Fue una fiesta de la nostalgia imperial: el osado navegante había llegado 
al Cabo de Buena Esperanza en 1487, en una época de alta gloria, cuando Dios había regalado a Portugal la mitad del mundo.
Una copia exacta del antiguo navío se hizo a la mar, poblada de actores
 vestidos al modo de los tiempos, sedas y terciopelos, finas espadas,
 sombreros de mucho plumaje, y puso proa al África.
En la playa sudafricana, estaba previsto, habría una multitud de negros,
 saltando de alegría y de gratitud ante el navío que había venido,
 cinco siglos antes, para hacerles el favor de descubrirlos.
Pero esa playa era, en 1987, exclusiva para blancos.
 Los negros tenían prohibida la entrada, por esas cosas del apartheid.
Una multitud de blancos, pintados de negro, recibió a los portugueses con una cerrada ovación."

Eduardo  Galeano

Celebraciones...

 “En la soledad del confín de la tierra, han vivido felices y contentos por siglos
 hombres con la forma de vida más simple;
 las generaciones se iban sucediendo en su modo de vida inalterable, vital y potente.
 Muchos eslabones podían haber prolongado esta cadena.
Hasta hace poco el indio nunca había servido de estorbo para nadie en el mundo.
 Un puñado de ávidos europeos quiso acumular riquezas temporales.
 Apenas le alcanzaron cinco décadas para borrar, sin dejar rastros, al milenario pueblo indígena.
 ¡Ese es el destino del 
pueblo selk’nam!”

Martín Gusinde.
 Sacerdote salesiano y etnólogo nacido en Austria
.

"En 1889, París festejó, con una gran exposición internacional, el primer siglo de la Revolución Francesa.

Argentina envió una variada muestra de productos del país.
 Entre otras cosas, mandó una familia de indios de la Tierra del Fuego.
 Eran once indios onas, ejemplares raros, una especie en extinción: los últimos onas estaban siendo aniquilados, en esos años, a tiros de Winchester.

De los once onas enviados, dos murieron en el viaje.
 Los sobrevivientes fueron exhibidos en una jaula de hierro. 
Antropófagos sudamericanos, advertía un cartel. 
Durante una semana, no les dieron nada de comer.
 Entonces, cuando ya los indios estaban aullando de hambre,
 les arrojaron algunos pedazos de carne cruda.
 El público, que había pagado entrada, se agolpaba en torno de la jaula.
 Nadie quería perderse aquel espectáculo impresionante.

Así fueron celebrados los primeros cien años de la Declaración de los Derechos del Hombre."

EDUARDO  GALEANO