26.5.17

"...Como un poema de Neruda o una canción de Violeta ....Chile."



" Diciendo no a las dictaduras, y no a las dictaduras disfrazadas de democracia,
 nosotros estamos diciendo sí a la lucha por la democracia verdadera,
 que a nadie negará el pan, ni la palabra y que será hermosa y peligrosa,
 como un poema de Neruda o una canción de Violeta.
 Diciendo no al devastador imperio de la codicia, que tiene su centro en el norte de América,
 nosotros estamos diciendo sí a otra América posible que nacerá 
de las más antiguas tradiciones americanas.

 Diciendo no a la paz sin dignidad, nosotros estamos diciendo sí
 al sagrado derecho de rebelión contra la injusticia y a su larga, larga historia,
 larga como la historia de la resistencia popular en el largo mapa de Chile.

 Diciendo no a la libertad del dinero, nosotros estamos
 diciendo sí a la libertad de las personas: libertad maltratada, lastimada y mil veces caída, como Chile, y como Chile mil veces alzada.

 Diciendo no al egoísmo suicida de los poderosos
 que han convertido al mundo en un vasto cuartel,
 nosotros estamos diciendo sí a la solidaridad humana,
 que nos da sentido universal y confirma
 la fuerza de fraternidades más poderosas que todas las fronteras con todos sus guardianes,
 esa fuerza que nos invade como la música de Chile, y como el vino de Chile nos abraza.
 Y diciendo no al triste encanto del desencanto,
 nosotros estamos diciendo sí a la esperanza,
 la esperanza hambrienta y loca y amante y amada, como Chile.
 La esperanza obstinada, como los hijos de Chile rompiendo la noche."

Eduardo Galeano

 Publicado el 17 de julio de 1988. Nosotros decimos no

25.5.17

" Decimos sí al abrazo poderoso y fecundo de la belleza de la Justicia."

 " Amo la libertad, la paz y la justicia,
la vida digna y el pan de todos."
Ricardo Bogrand.


"¿Sería bella la belleza si no fuera justa la justicia?
 ¿Sería justa la justicia si no fuera bella? 
Nosotros decimos no al divorcio de la belleza y la justicia,
 porque decimos sí a su abrazo poderoso y fecundo. "

Eduardo  Galeano.

" Decimos no a quienes nos invitan a lavarnos las manos ante las cotidianas crucifixiones que ocurren a nuestro alrededor."


 La herencia colonial obliga al Tercer Mundo, habitado por gentes de tercera, 
a que acepte como propia la memoria de sus vencedores y a que compre la mentira ajena
 para usarla como si fuera la propia verdad.
 Nos premian la obediencia,
 nos castigan la inteligencia
 y nos desalientan la energía creadora. 
Somos opinados, pero no podemos ser opinadores.
 Tenemos derecho al eco, pero no tenemos derecho a la voz.
 Y los que mandan elogian nuestro talento de papagayos. 
Nosotros decimos no, nos negamos a aceptar esta mediocridad como destino.
 Nosotros decimos no al miedo.
 No al miedo de decir,
 al miedo de hacer, 
al miedo de ser.
 El colonialismo visible prohíbe decir,
 prohíbe hacer, prohibe ser.
 El coloníalismo invisible, mucho más eficaz,
 nos convence de que no se puede ser, 
nos convence: de que no se puede decir,
 nos convence de que no se puede ser.
 El miedo se disfraza de realismo: para que la realidad no sea irreal,
 nos dicen los ideólogos de la impotencia,
 la moral ha de ser inmoral.
 Ante la indignidad,
 ante la miseria,
 ante la mentira,
 no tenemos más remedio que la resignación.
 Signados por la fatalidad, nacemos haraganes irresponsables,
 violentos,
 tontos,
 pintorescos
 y condenados a la tutela militar.
 A lo sumo podemos aspirar a convertirnos en prisioneros de buena conducta,
 capaces de pagar puntualmente los Intereses de una descomunal deuda externa contraída para financiar el lujo que nos humilla y el garrote que nos golpea. 
Y en este cuadro de cosas, nosotros decimos no a la neutralidad de la palabra humana. 
Decimos no a quienes nos invitan a lavarnos las manos ante las cotidianas crucifixiones que ocurren a nuestro alrededor.
 A la aburrida fascinación de un arte frío, indiferente, contemplador del espejo.
 Preferimos un arte caliente que celebra la aventura humana en el mundo y en ella participa,
 que es un arte irremediablemente enamorado y peleón. 

Eduardo Galeano.
De: " Nosotros decimos no."

" Sistema imperialista de poder."

- Cándido Portinari -

"Por lo que dice y por lo que calla, la cultura dominante miente
 que la pobreza de los pobres no es un resultado de la riqueza de los ricos,
 sino que es hija de nadie,
 proviene de la oveja de una cabra o de la voluntad de Dios,
 que ha hecho a los pobres perezosos y burros.
 De la misma manera, la humillación de unos hombres por otros
 no tiene por qué motivar la solidaridad,
 la solidaria indignación, o el escándalo,
 porque pertenece al orden natural de las cosas: las dictaduras latinoamericanas, 
pongamos por caso, forman parte de nuestra exuberante naturaleza
 y no del sistema imperialista de poder.
 El desprecio traiciona la historia y mutila al mundo."

Eduardo  Galeano.

" Cultura dominante.Cultura del desvínculo."


"Se multiplica la pobreza para rmultiplicar la riqueza.
 Se multiplican las armas que custodian esa riqueza,
 riqueza de poquitos,
 y que mantienen a raya la pobreza de todos los demás.
 Y también se multiplica mientras tanto la soledad.
 Nosotros decimos no a un sistema que no da de comer ni da de amar,
 que a muchos condena al hambre de comida y a muchos más condena al hambre de abrazos.
 Decimos no a la mentira.

 La cultura dominante
 que los grandes medios de comunicación irradian
 en escala universal nos invita a confundir el mundo con un supermercado
 o con una pista de carreras donde el prójimo puede:
 ser una mercancía o un competidor pero jamás un hermano.
 Esa mentirosa cultura que cursimente,
especula con el amor humano para arrancarle plusvalía,
 es en realidad una cultura del desvínculo.

 Tiene por dioses a los ganadores,
 los exitosos dueños del dinero y del poder,
 y por héroes a los uniformados rambos
 que les cuidan las espaldas 
aplicando la doctrina de la Seguridad Nacional."

Eduardo  Galeano

" Nosotros decimos no."


" Nosotros decimos no al elogio del dinero y de la muerte.
 Decimos no a un sistema que pone precio a las cosas y a la gente, donde el que más tiene es el que más vale, y decimos no a un mundo que destina a las armas de guerra dos millones de dólares cada minuto, mientras cada minuto mata treinta niños por hambre o enfermedad curable.
 La bomba de neutrones, que salva a las cosas y aniquila a la gente, es un perfecto símbolo de nuestro tiempo.
 Para el asesino sistema que convierte en objetivos militares a las estrellas de la noche,
 el ser humano no es más que un factor de producción y de consumo y un objeto de uso; 
el tiempo, no más que un recurso económico,
 y el planeta entero una fuente de renta que debe rendir hasta la última gota de su jugo."

Eduardo  Galeano

23.5.17

" La tierra es sagrada."

"Me parece admirable la capacidad que han tenido los indígenas de las Américas
 en perpetuar una memoria que fue quemada, castigada, ahorcada, despreciada
 durante cinco siglos.
 Y la humanidad entera tiene que estarle muy agradecida, porque gracias 
a esa porfiada memoria sabemos que la tierra puede ser sagrada, 
que somos parte de la naturaleza, que la naturaleza no termina en nosotros. 
Que hay posibilidades de organizar la vida colectiva, 
formas comunitarias que no están basadas en el dinero. 
Que la competencia contra el prójimo no es inevitable y 
que el prójimo puede ser 
 mucho más que un competidor".

Eduardo Galeano
"Memoria del Fuego"

22.5.17

" Civilizaciones precolombinas "

-Civilizaciones precolombinas -

 " El sistema que  desprecia a los indios , desprecia lo que ignora, 
porque ignora lo que teme.
Tras la máscara del desprecio,
 asoma el pánico: estas voces antiguas, porfiadamente vivas,
 ¿Qué dicen? 
¿Qué dicen cuando hablan? 
¿Qué dicen cuando callan?"

EDUARDO  GALEANO .
De: " El libro de los abrazos."

" LOS INDIOS."

El lenguaje como traición: les gritan verdugos.
 En el Ecuador, los verdugos llaman verdugos a sus víctimas:
- Indios verdugos!- les gritan.
De cada tres ecuatorianos, uno es indio.
 Los otros dos le cobran, cada día, la derrota histórica.
- Somos los vencidos. Nos ganaron la guerra. Nosotros perdimos por creerles. Por eso - me dice Miguel, nacido en lo hondo de la selva amazónica.
Los tratan como a los negros en Sudáfrica: los indios no pueden entrar a los hoteles ni a los restaurantes.
- En la escuela me metían palo cuando hablaba nuestra lengua – me cuenta Lucho, nacido al sur de la sierra.
- Mi padre me prohibía hablar quichua. Es por tu bien, me decía - recuerda Rosa, la mujer de Lucho.
Rosa y Lucho viven en Quito. Están acostumbrados a escuchar:
- Indio de mierda.
-Los indios son tontos, vagos, borrachos. Pero el sistema que los desprecia, desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme. 
Tras la máscara del desprecio, asoma el pánico: estas voces antiguas, porfiadamente vivas,
 ¿Qué dicen? 
¿Qué dicen cuando hablan? 
¿Qué dicen cuando callan?

EDUARDO  GALEANO .
De: " El libro de los abrazos."

" El amor y la locura."


Cuentan que una vez se reunieron todos los Sentimientos y Cualidades
 de los hombres en un lugar de la tierra.
 Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura,
 como siempre tan loca, les propuso: - “Vamos a jugar a las escondidas!”
 La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse
 preguntó:-  ¿”A las escondidas”?, y ¿Cómo es éso?
- “Es un juego” - explicó la Locura–, en el que yo me tapo la cara y comienzo 
a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden,
 y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes
 que me encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo bailó secundado por la Euforia.
 La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda,
 e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar: La Verdad prefirió no esconderse.
 ¿Para que? Si al final la hallaban.
 La Soberbia opinó: que era un juego muy tonto (en el fondo lo que
 le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella)
 y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
 —-Uno, dos, tres, cuatro,… comenzó a contar la Locura...
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre
 se dejó caer tras la primera piedra en el camino.
 La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo,
 que, con su propio esfuerzo había
 logrado subir a la copa del árbol más alto.
 La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, pues cada sitio que hallaba
 le parecía maravilloso para alguno de sus amigos:
 — ¿Que si era un lago cristalino? ideal para la Belleza.
 — ¿Que si la rendija de un árbol? perfecto para la Timidez.
 — ¿Que si el vuelo da la mariposa? Lo mejor para la Voluptuosidad.
 — ¿Que si una ráfaga de Viento? Magnifico para la Libertad. …
Así terminó por ocultarse en un rayito de Sol.
 El Egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio.
 Ventilado, Cómodo, pero sólo para el.
 La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, 
en realidad se escondió detrás del arco iris) 
y la Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes.
 El Olvido no recuerdo donde se escondió, pero éso no es lo importante.
Cuando la Locura estaba por el 999,999,
 el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse,
 pues todo se encontraba ocupado hasta que divisó una rosa
 y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
— Un millón, contó la Locura y comenzó a buscar.
 La primera en aparecer fue la Pereza solo a tres pasos de una piedra.
 Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios sobre zoología.
 Sintió vibrar a la Pasión y el Deseo en los volcanes. 
En un descuido encontró a la Envidia y, claro pudo deducir
 donde estaba el Triunfo.
 Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo.
 El solito salió disparado de su escondite que había resultado ser
 un nido de avispas. 
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago
 descubrió a la Belleza.
 Con la Duda resultó ser mas fácil todavía,
 pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún
 de qué lado esconderse.
 Así fue encontrando a todos.
 Al Talento entre la hierba fresca,
 a la Angustia en una oscura cueva, 
a la Mentira detrás del arco iris…
 y hasta al Olvido, a quien ya se le había olvidado
 que estaba jugando a las escondidas.
Sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.
 La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo
 del planeta y en la cima de las montañas. 
Cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal. 
Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, 
se escuchó un doloroso grito.
 Las espinas habían herido al Amor en los ojos.
 La Locura no sabía qué hacer para disculparse. 
Lloro.
Rogó.
Imploró.
 Pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra…
 “El Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña!"

EDUARDO  GALEANO.

" Ronco de tanto gritar". Arturo Dueñas.

"Nada de lo humano me es ajeno".
Giovanni Bragolin

"Tienen la calle por casa.
 Son gatos en el salto y en el manotazo, gorriones en el vuelo, gallitos en la pelea.
 Vagan en bandadas, en galladas; duermen en racimos, pegados por la helada al amanecer.
 Comen lo que roban o las sobras que mendigan o la basura que encuentran; apagan el hambre y el miedo aspirando gasolina o pegamento. 
Tienen dientes grises y caras quemadas por el frío. 
Arturo Dueñas, de la gallada de la calle Veintidós, se va de su banda.
 Está harto de dar el culo y recibir palizas por ser el más pequeño, el chinche, el chichigua; y decide que más vale largarse solo. 

Una noche de éstas, noche como cualquier otra, Arturo se desliza bajo una mesa de restaurante, manotea una pata de pollo y alzándola como estandarte huye por las callejuelas.
 Cuando encuentra algún oscuro recoveco, se sienta a cenar. Un perrito lo mira y se relame. Varias veces Arturo lo echa y el perrito vuelve. 
Se miran: son igualitos los dos, hijos de nadie, apaleados, puro hueso y mugre. Arturo se resigna y convida. 

Desde entonces andan juntos, patialegres, compartiendo el peligro y el botín y las pulgas.
 Arturo, que nunca habló con nadie, cuenta sus cosas.
 El perrito duerme acurrucado a sus pies. 

Y una maldita tarde los policías atrapan a Arturo robando buñuelos, lo arrastran a la Estación Quinta y allí le pegan tremenda pateadura. 
Al tiempo Arturo vuelve a la calle, todo maltrecho.
 El perrito no aparece.
 Arturo corre y recorre, busca y rebusca, y no aparece.
 Mucho lo llama y nada. 
Nadie en el mundo está tan solo como este niño de siete años que está solo en las calles de la ciudad de Bogotá, ronco de tanto gritar."

EDUARDO GALEANO

Fuente :"Amares."