22.9.22

" José Luis Nell ."

José Luis Nell fue una de las víctimas de la matanza de Ezeiza. Una bala le reventó la columna vertebral. Quedó paralítico.

Un día decidió terminar con la impotencia y la lástima.

Eligió la fecha y el lugar: un paso a nivel de una estación sin trenes. Alguien lo llevó hasta allí en la silla de ruedas y le puso en la mano la pistola cargada.

José Luis había sido un militante de fierro. Había sobrevivido a los tiros y a las cárceles y a los años de hambre y clandestinidad.

Pero entonces mordió el caño y apretó el gatillo."


EDUARDO GALEANO.

FUENTE: "Días y noches de amor y de guerra."

" Casa acto de destrucción encuentra su respuesta."

 

" El sistema tiene pies de barro."

No asistimos en estas tierras a la infancia salvaje del capitalismo,

 sino a su cruenta decrepitud.

 El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo.

 Es su consecuencia.

 El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno

 y continúa alimentándolo.

 Impotente por su función de servidumbre internacional,

 moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro.

 Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse

 con la eternidad.

 Toda memoria es subversiva, porque es diferente,

 y también todo proyecto de futuro.

 Se obliga al zombi a comer sin sal: la sal, peligrosa, 

podría despertarlo. 

El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad

 de las hormigas.

 Por eso se lleva mal con la historia de los hombres,

 por lo mucho que cambia.

 Y porque en la historia de los hombres cada acto 

de destrucción encuentra su respuesta,

 tarde o temprano, en un acto de creación.”


EDUARDO  GALEANO.

20.9.22

“La estructura contemporánea del despojo”

 

“La vieja se inclinó y movió la mano para darle viento al fuego.
 Así, con la espalda torcida y el cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una antigua tortuga negra. 
Pero aquel pobre vestido roto no protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin y al cabo ella era tan lenta solo por culpa de los años.
 A sus espaldas, también torcida, su choza de madera y lata, y más allá otras chozas semejantes del mismo suburbio de San Pablo; 
frente a ella, en una caldera de color carbón, ya estaba hirviendo 
el agua para el café. 
Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber, sacudió la cabeza 
y cerró los ojos.
 Dijo: O Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»).
 En el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento, pensó exactamente lo mismo, pero en otro idioma, el director ejecutivo de la Unión Carbide, mientras levantaba un vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de los dos estaba equivocado.”

EDUARDO  GALEANO.