20.2.20

" NO".

"I wake up to the sound of music
Mother Mary comes to me
Speaking words of wisdom, let it be.
Let it be, let it be.
There will be an answer, let it be.
Let it be, let it be,
Whisper words of wisdom... let it be."


"Mientras nacía el año 1962, una desconocida banda musical, dos guitarras, un bajo, una batería, grabó en Londres su primer disco.
 Los muchachos regresaron a Liverpool y se sentaron a esperar.
 Contaban las horas, contaban los días.
 Cuando ya no les quedaban uñas por comer, un día como hoy ( 11 de febrero) recibieron la respuesta.
 La Decca Recording Company les decía, francamente:-  "No nos gusta su sonido".
 Y sentenciaba: "- Las bandas de guitarra están desapareciendo".
 Los Beatles no se suicidaron."

EDUARDO  GALEANO.
De: " Los hijos de los días."

" Las montañas que fueron."

"Las ruinas no son ruinas, el deterioro
es sólo de la piedra inconsolable."
José Emilio Pacheco

"En los últimos dos siglos han sido decapitadas cuatrocientas setenta montañas de la cordillera norteamericana de los Apalaches, así llamada en memoria de los nativos de la región.
Los indígenas fueron despojados porque habitaban tierras fértiles.
Las montañas fueron vaciadas porque contenían carbón."
EDUARDO  GALEANO.
De: "  Los hijos de los días"

" La luz."

"En las montañas más altas de Cajamarca, las que más demoraron en despertar
 y levantarse cuando el mundo nació, hay imágenes de la tierra y signos del cielo. 
Son figuras pintadas, hace unos cuantos miles de años, por los artistas sin nombre.
 Esos tatuajes de colores en las laderas de piedra han sobrevivido a la intemperie, 
a pesar de los golpes de la lluvia y los mordiscones del tiempo.


Las pinturas son y no son, según la hora.
 Algunas se abren cuando se abre el día, y al mediodía desaparecen; 
muchas van cambiando de forma y de color a lo largo del camino del sol,
 desde el alba hacia la noche; y otras sólo se dejan ver cuando el crepúsculo llega. 
Porque las pinturas han nacido de la mano humana, pero también son obra de la luz.
 Y están a su mandar.
 Ella, la luz, la otra artista, reina y señora,
 las esconde y las muestra como quiere y cuando quiere."

EDUARDO GALEANO

" Quizás Horacio Quiroga hubiera contado así su propia muerte..."

"Como la luz de la aurora que se presiente en la oscuridad de la noche,
 así de cerca está la muerte. Es una presencia invisible."

Horacio Quiroga.

"Febrero 19
Hoy me morí.
En el año 1937, supe que tenía un cáncer incurable.
Y supe que la muerte, que me perseguía desde siempre, me había encontrado.
Y enfrenté a la muerte, cara a cara, y le dije:
Esta guerra acabó.
Y le dije:
La victoria es tuya.
Y le dije:
Pero el cuándo es mío.
Y antes de que la muerte me matara, me maté."
EDUARDO GALEANO.
De : " Los hijos de los días"

Juan Carlos Onetti.

“Y la vida es uno mismo
 y uno mismo son los otros.”
Juan Carlos Onetti


“Onetti era un falso puercoespín.
 Conmigo, siempre fue cariñoso, quizá porque yo, que era muy chiquilín, era capaz de compartir con él jornadas de largos silencios, él acostado, yo sentado, mucha fumadera y mucha bebedera de vinos de cirrosis instantánea. 
Y entre silencio y silencio me decía frases que atribuía a los persas o a los chinos o a los escandinavos, y era pura mentira, lo hacía por dar prestigio histórico a las frases que inventaba.
 Una de esas frases, que no era china, era de él, me quedó grabada para siempre.
 Cada día la recuerdo, ante cada frase que escribo: ‘Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio’.
 En estos tiempos de inflación palabraria, que tanto daño nos hace, sería bueno recordar esa frase del falso chino a quien tanto sigo queriendo”.

EDUARDO  GALEANO

" Compromiso social".

 "Soy en la medida en que los demás también lo son”.
Jaspers.


“El compromiso social no tiene nada que ver con las buenas intenciones. 
Toda obra de arte, toda literatura que nos ayude a ver y a vernos tiene proyección social y está comprometida aunque no lo sepa. 
Se puede hablar en prosa sin saberlo, como el personaje de Molière,
 y muchas veces ocurre que la literatura nacida del compromiso político,
 que quiere dirigirse a los oprimidos del mundo, no hace más que conversar con el espejo.
 Franz Kafka fue el escritor que más profundamente retrató la tragedia del siglo XX, y él se hubiera reído si alguien le hubiera hablado del compromiso político.
 En el fondo, yo creo que ese compromiso, cuando es verdadero, 
no es más que un homenaje al mundito que quiere nacer
 desde la barriga del mundo que padecemos.”

EDUARDO GALEANO.
- Entrevista -
Fuente :Página/12.

" Ni la pintura negra de Goya lo hubiera pintado mejor..."

Algunos de los collage de Galeano incluidos en el libro.

"Juan Carlos Onetti es una de las grandes y muchas ausencias que, acaso, sufre Eduardo Galeano.
 Claro, como sucede en casi todos los ámbitos, en los últimos años hubo varias pérdidas de nombres rutilantes que supieron formar parte de su círculo como Mario Benedetti o Aníbal Ford, con quien fundó la revista Crisis.
Pero, se sabe, hay muchas formas de la muerte, y tal vez una de las peores tenga que ver con la muerte que habla desde acá, desde un infierno en vida, como aquella siniestra entrevista que le hicieron en la revista española Cambio 16, al genocida Jorge Rafael Videla:
 “- ¿Entrevista? Eso fue una confesión.
 Un involuntario autorretrato, que vale para él y para todos sus colegas.
 Ni la pintura negra de Goya lo hubiera pintado mejor” corrige Galeano ."

Juan Pablo Bertazza.
Fuente : Página/12.

" Los sonidos del silencio." Juan Pablo Bertazza.

 "Las únicas palabras que merecen existir
 son las palabras mejores que el silencio".
Onetti

“Palabrearla”, marca registrada de Galeano que, exista o no, es un vocablo de su propia cosecha que, acaso, trae alguna reminiscencia de las palabras que acostumbra innovar Gelman en su poesía.
 Entiéndase " palabrear" como adornar o rellenar en vano sin cambiar la esencia, sin tocar el hueso o la médula de las cosas. Exactamente lo contrario a lo que hace Galeano con su literatura, lo opuesto a lo que significa su búsqueda. Una de las marcas que viene grabando a fuego el estilo Galeano, escritor que en lugar de párrafos parece escribir ráfagas, alguien que en lugar de frases parece escribir fraseos, es una especie de ronda silbante en torno al silencio. Y no es casual que Galeano incorpore también ese modelo al hablar de los diversos héroes de este libro, célebres algunos, anónimos otros.
 La narración del 17 de marzo, por ejemplo, se llama “Ellos supieron escuchar” y habla de Karl y Gudrun Lenkersdorf, dos ilustres profesores alemanes que cierto día arribaron a México, y que al tomar contacto con una comunidad tojolabal perteneciente al mundo maya se presentaron diciendo: “Venimos a aprender”. Los indígenas callaron. Al rato, alguno intentó explicar el silencio, y ellos respondieron: “Es la primera vez que alguien nos dice eso”.
“Callando digo” es el nombre de la historia correspondiente al 29 de enero: “Hoy nació Anton Chéjov, en 1860. Escribió como diciendo nada. Y dijo todo”.
Pero el silencio de Galeano es un silencio claramente social, un silencio que no es necesariamente minimalista y mucho menos el silencio solitario de la torre de marfil. 
Su silencio concentra y comunica a las personas...
“Me gusta leer en público, y éso es lo que haré con este nuevo libro en la feria de Buenos Aires. Cada vez que lo hago, siento que las palabras se multiplican, de alguna mágica manera, y aunque nacen del lenguaje escrito se convierten en lenguaje hablado, que tiene mucho de música. Suena como música, y quiere serlo”.
“Onetti era un falso puercoespín. Conmigo, siempre fue cariñoso, quizá porque yo, que era muy chiquilín, era capaz de compartir con él jornadas de largos silencios, él acostado, yo sentado, mucha fumadera y mucha bebedera de vinos de cirrosis instantánea. Y entre silencio y silencio me decía frases que atribuía a los persas o a los chinos o a los escandinavos, y era pura mentira, lo hacía por dar prestigio histórico a las frases que inventaba. Una de esas frases, que no era china, era de él, me quedó grabada para siempre. Cada día la recuerdo, ante cada frase que escribo: ‘Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio’. En estos tiempos de inflación palabraria, que tanto daño nos hace, sería bueno recordar esa frase del falso chino a quien tanto sigo queriendo”.

 Juan Pablo Bertazza.


" Días distintos." Juan Pablo Bertazza.


Calendario perpetuo, almanaque literario, agenda existencialista, rutina espiritual," Los hijos de los días" está compuesto por 366 historias breves, una para cada día del año.
 Las temáticas de esas historias trascienden, por supuesto, los límites territoriales de América latina, la gran obsesión de Galeano, y también saltan los muros del tiempo: historias que van desde la antigüedad de un Aristóteles políticamente incorrecto asegurando que “la mujer es un hombre incompleto” hasta el inicio de la tumultuosa década en que una banda desconocida –dos guitarras, un bajo, una batería–grababan en Londres su primer disco. Después regresaron a Liverpool y se sentaron a esperar. Contaban las horas, contaban los días. Hasta que no les quedaron uñas por comer, hasta que llegó la franca respuesta de la discográfica diciendo: “No nos gustó su sonido, las bandas de guitarra están desapareciendo”. Galeano culmina el texto con un rotundo y esclarecedor: “Los Beatles no se suicidaron”.
Sin embargo, a pesar de que resulta temporalmente ubicuo, es un libro anclado en el 2012, al menos ése es el presente de referencia de esta verdadera máquina del tiempo. De hecho, dentro de esos 366 días, está incluido el 29 de febrero: “el día de hoy tiene la costumbre de fugarse del almanaque, pero regresa cada cuatro años”. 
Otro día especial es, por supuesto, el 1º de enero, aún cuando para muchas culturas como los mayas, los judíos, los chinos y los árabes, no sea en rigor el primero del año. No obstante, ese rito de pasaje que constituye cada celebración de año nuevo, esa solidaridad acelerada, algo artificial y fugaz que acarrean cada uno de esos días festivos, también forma parte del ritual del tiempo, también es parte de este libro.
“Todos los días tienen alguna historia que contar, que vale la pena escuchar. Yo creo, como los mayas, que somos hijos de los días, y por lo tanto estamos hechos de átomos pero también de historias. Me costó elegirlas. Tuve que sacrificar muchas para que quedaran las poquitas que quedaron. Es tan vasto el mapa del tiempo, es tan enorme el mapa del mundo. Y todos tenemos algo que contar, algo que vale la pena ser escuchado y celebrado o perdonado. Y dicho sea de paso, creo que mis hermanos de la teología de la liberación se equivocan cuando dicen que son, o quieren ser, la voz de quienes no tienen voz. Todos tenemos voz, todos, todos, pero ocurre que son muy pocos los que pueden ser escuchados”, respondió Galeano, desde Montevideo.
 Y una de las sensaciones más fuertes que despierta este libro es precisamente ese vértigo temporal, como si estuviéramos haciendo equilibrio en la soga de la historia, viendo el pasado convertirse en historia y la historia proyectarse de manera irreversible hacia el futuro, sobre todo por un eficaz recurso que emplea a lo largo de todo el libro y consiste, básicamente, en la repetición de frases como: “en el día de hoy del año 2002”, “en este día de enero de 1808”, “esta noche en 1770”, “hoy es el día de la mujer”. Es decir, enunciados que problematizan y desmienten la escena de lectura, enunciados que distorsionan la percepción del tiempo. Como si Galeano hubiera encontrado el 3D literario, como si hubiera descubierto la fórmula secreta para vencer la linealidad de la escritura y poder dar cuenta, así, de la simultaneidad del tiempo, de esos lockers limitados pero infinitos que se van vaciando y llenando cada amanecer.
 De ahí, la posibilidad de encontrar extraños parentescos entre mismos días de diferentes años, un extraño ejercicio que se suele realizar en la actualidad sobre todo cuando intentamos recordar cómo fuimos celebrando los cumpleaños. Un libro, en definitiva, que da cuenta del inabarcable mapa del tiempo a partir de un ahora eterno, interminable presente hecho de literatura. Uno de los efectos que genera esta sensación es, de hecho, tener que vérselas con las simetrías y las recurrencias de la historia. Por ejemplo, la imbricada y riquísima relación que existió y existe, en Estados Unidos, entre la Paz y la Guerra. Galeano recuerda, al respecto, el consejo de un viejo periodista inglés llamado Claude Cockburn:-  “No creas nada hasta que sea oficialmente desmentido”. También hay recurrencias que no sólo son temporales sino también espaciales, como demuestran varias de estas historias al hacer referencia a deudas económicas que, son en realidad, deudas políticas y, por lo tanto, deudas ilegítimas. 
En la entrada correspondiente al 27 de febrero, llamada “También los bancos son mortales” dice Galeano: “En 1995 el Banco Barings, el más antiguo de Inglaterra, cayó en bancarrota, este banco había sido el brazo financiero del imperio británico. La independencia y la deuda externa nacieron juntas en América latina. Todos nacimos debiendo”. Menos de dos meses después, el día 9 de abril encontramos: “En el año 2011, por segunda vez la población de Islandia dijo no a las órdenes del Fondo Monetario Internacional. El Fondo y la Unión Europea habían resuelto que los trescientos veinte mil habitantes de Islandia debían hacerse cargo de la bancarrota de los banqueros, y pagar sus deudas internacionales a doce mil euros por cabeza. Esta socialización al revés fue rechazada en dos plebiscitos. –Esa deuda no es nuestra deuda. ¿Por qué vamos a pagarla nosotros? En un mundo enloquecido por la crisis financiera, la pequeña isla perdida en las aguas del norte nos dio, a todos, una saludable lección de sentido común”.
A ver: ¿lo que entendemos por realidad es el producto de una edición realizada en alguna isla inaccesible? ¿Hay una evolución en la historia? ¿La mochila de los días carga inexorablemente trastos del pasado o es posible descargar y empezar de cero?
“No creo que la historia se repita, ni creo que ella quiera repetirse. Los que nos repetimos somos nosotros. Bien lo decía Bertrand Russell: ‘No entiendo por qué volvemos a repetir los viejos errores, habiendo tantos errores nuevos para cometer’.
Las historias aparecieron, llegaron, siempre imprevistas, siempre bienvenidas, y generosamente se ofrecieron. 
El calendario no tenía sitio para todas, pero muchas fueron encontrando su lugarcito. Así el libro confirmó su nombre: si somos hijos de los días, cada día tendrá al menos una historia que merece ser contada."

Juan Pablo Bertazza

" Todos los días." Juan Pablo Bertazza.

"Un héroe es cualquier persona realmente decidida
a  hacer de este mundo
 un lugar mejor para todos los demás."

Maya Angelou.

Convencido, como los mayas, de que los hombres son hijos del tiempo y también de las historias, Eduardo Galeano compuso un libro en el que parece haber condensado, con brillo y síntesis, toda su poética: un volumen que rastrilla la Historia en busca del relato que cada día del año tiene para contar. Con la capacidad de pasar de la Antigüedad al presente, e ilustrado con algunos de sus collages," Los hijos de los días (Siglo XXI) "despliega 366 historias de política, amor, grandeza, arte, héroes, culturas, derrotas y la modesta victoria de seguir vivo otro día más. Desde Montevideo, Galeano habló de todas ellas, de las muchas que dejó afuera y de las muchas más que todavía cargaba consigo.
 Por Juan Pablo Bertazza
“Todo tiene su momento, hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el sol.
 Hay tiempo de nacer y tiempo de morir,
tiempo de plantar y tiempo de arrancar,
 tiempo de destruir y tiempo de edificar,
 tiempo de llorar y tiempo de reír,
 tiempo de lamentarse y tiempo de bailar,
 tiempo de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas,
 tiempo de abrazarse y tiempo de separarse,
 tiempo de buscar y tiempo de perder,
 tiempo de guardar y tiempo de tirar,
 tiempo de rasgar y tiempo de coser,
 tiempo de callar y tiempo de hablar, 
tiempo de amar y tiempo de odiar,
 tiempo de guerra y tiempo de paz”.
Esa hipnótica y larga enumeración figura en el capítulo tres del Eclesiastés, uno de los libros más extraños de la Biblia: el más citado aunque muchos desconozcan su procedencia, el más polémico por su inédita proclamación de un carpe diem no muy ortodoxo que le generó más de un dolor de cabeza a los exégetas. En definitiva, el libro casi hereje dentro del libro sagrado.
La Biblia (“la mejor novela jamás escrita”, dirá en esta entrevista) es una de las grandes fuentes en las que abrevó Eduardo Galeano para componer : "Los hijos de los días", el libro más hermoso de su carrera.
 Las otras son Las Mil y una noches (“el mejor libro de cuentos”, insiste) 
y la cosmovisión maya del tiempo, con epígrafe extraído de su propio Génesis: “Y los días se echaron a caminar./ Y ellos, los días, nos hicieron./ Y así fuimos nacidos nosotros,/ los hijos de los días,/ los averiguadores,/ los buscadores de la vida”.
También en la extensa carrera de Galeano parece haber tiempo para todo: tiempo para indagar en la realidad y el potencial de nuestro continente en : "Las venas abiertas de América Latina", en el monumental "Memoria del fuego" y en " Crónicas latinoamericanas", entre muchos otros; tiempo para ir dando con ese género transversal que mezcla crónica y poesía, esa especie de literatura nómade tan entrañable a Galeano cuyos detalles ultimó con el notable "Las palabras andantes"; tiempo para parar un poco la pelota y recorrer anécdotas y reflexiones en torno a la pasión de multitudes en "Su majestad, el fútbol" y"  El fútbol a sol y sombra"; tiempo para los horizontes en "Carta al señor futuro" y "Carta al ciudadano 6000 millones"; tiempo para reflexionar sobre las miserias y contradicciones del mundo al borde del nuevo milenio en "Patas arriba, la escuela del mundo al revés"; tiempo para el exilio; tiempo para premios importantes como el de Casa de las Américas que obtuvo en 1975 y 1978; tiempo para el periodismo, tanto en Uruguay donde fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Época, como en Buenos Aires donde fundó y dirigió Crisis, una de esas míticas publicaciones que tienen el raro privilegio de dar nombre, desde octubre de 2010, a una segunda etapa de existencia aunque, claro, no guarde demasiada relación con los nombres de aquella primera etapa.
 “La historia no se repite. La revista Crisis, tampoco. Esa linda aventura fue lo que fue, espuma de una ola de energía creativa que yo tuve la dicha de compartir en la Argentina de los años ’60. Una tarea colectiva, que valió la pena mientras vivió. Quisimos viajar un viaje de ida y vuelta: escribir sobre la realidad y también desde ella: escuchar sus voces. Porque éso también es cultura.  La realidad se dice a sí misma, y a veces se dice con asombrosa capacidad de hermosura. Creo que la revista dejó, en este sentido, buena huella”...
 Juan Pablo Bertazza.
Fuente : Página /12.