20.4.18

" Argumentos de la fe."

“No es noble la rebelión por sí misma,
 sino por lo que exige.” 

ALBERT  CAMUS.


Durante seis siglos, en varios países, la Santa Inquisición castigó a los rebeldes, a los herejes, a las brujas, a los homosexuales, a los paganos...
Muchos fueron a parar a la hoguera; y con leña verde ardieron los condenados al fuego lento. Y muchos más fueron sometidos a tortura.
 Éstos eran algunos de los instrumentos utilizados para arrancar confesiones, corregir convicciones y sembrar pánicos:

el collar de púas,
la jaula colgante,
la mordaza de hierro que evitaba gritos incómodos,
la sierra que lentamente te partía por la mitad,
los torniquetes estrujadedos,
los torniquetes aplastacabezas,
el péndulo rompehuesos,
la silla de pinchos,
la larga aguja que penetraba en los lunares del Diablo,
las garras de hierro que desgarraban la carne,
las pinzas y tenazas calentadas al rojo vivo,
los sarcófagos con clavos adentro,
las camas de hierro que se estiraban hasta descoyuntar las piernas y los
brazos,
los azotes de puntas de ganchos o de cuchillas,
los toneles llenos de mierda,
el brete, el cepo, las poleas, las argollas, los garfios,
la pera que se abría y desgarraba la boca de los herejes, el culo de los
homosexuales y la vagina de las amantes de Satanás,
la pinza que trituraba las tetas de las brujas y de las adúlteras,
el fuego en los pies y otras armas de la virtud.

EDUARDO  GALEANO.


" Generoso el Papa. "


"Setenta años después de aquellos viajes de la flota china, España inició la conquista de América y sentó a un español en el trono del Vaticano.

Rodrigo Borgia, nacido en Valencia, se convirtió en el Papa de Roma y pasó a llamarse Alejandro VI, gracias a los votos de los cardenales que compró con oro y plata cargados en cuatro mulas.

El Papa español promulgó sus Bulas de donación, que regalaron a los reyes de España y a sus herederos, en nombre de Dios, las islas y tierras que unos años después se llamaron América.

El Papa también confirmó que Portugal era dueña y señora de las islas y tierras del África negra, de las que arrancaba, desde hacía medio siglo, oro, marfil y esclavos.

Las intenciones no eran exactamente las mismas que habían guiado las navegaciones del almirante Zheng.
 El Papa regalaba América y el África para que las naciones bárbaras fueran abatidas y reducidas a la fe católica.

España tenía, por entonces, quince veces menos habitantes que América y el África negra tenía cien veces más habitantes que Portugal."

EDUARDO GALEANO





" La gran ciudad flotante."


"A principios del siglo quince, el almirante Zheng, comandante de la flota china, grabó en piedra, en las costas de Ceylán, su homenaje a Alá, Shiva y Buda. Y a los tres pidió, en tres idiomas, la bendición de sus marineros.

Zheng, eunuco fiel al imperio que lo había mutilado, encabezó la flota más grande de cuantas hayan navegado los mares del mundo.

Al centro, las naves gigantes, con sus huertos de frutas y legumbres, y alrededor un bosque de mil mástiles:
Se despliegan las velas como nubes del cielo...

Los barcos iban y venían entre los puertos de China y las costas del África, pasando por Java y la India y Arabia y... Los marineros partían de China llevando porcelanas, sedas, lacas, jades, y volvían cargados de historias y de plantas mágicas y de jirafas, elefantes y pavos reales.
 Descubrían idiomas, dioses, costumbres.
 Conocieron las diez utilidades del coco y el inolvidable sabor del mango, descubrieron caballos pintados a rayas blancas y negras y aves de largas patas que corrían como caballos, encontraron incienso y mirra en Arabia, y en Turquía piedras raras, como el ámbar, al que llamaron saliva de dragón.
 En las islas del sur fueron asombrados por pájaros que hablaban como hombres y por hombres que llevaban un sonajero colgando entre las piernas, para anunciar sus virtudes sexuales.

Los viajes de la gran flota china eran misiones de exploración y de comercio.
 No eran empresas de conquista.
 Ningún afán de dominio obligaba a Zheng a despreciar ni a condenar lo que encontraba. 
Lo que no era admirable resultaba, al menos, digno de curiosidad.
 Y de viaje en viaje iba creciendo la biblioteca imperial de Pekín, que en cuatro mil libros reunía los saberes del mundo.

Seis libros tenía, por entonces, el rey de Portugal."

EDUARDO  GALEANO

18.4.18

" Emma Goldman."

"Cada sociedad tiene
 los delincuentes que merece."
Emma

"A fines de 1919, doscientos cincuenta extranjeros indeseables partieron 
del puerto de Nueva York, con prohibición de llegar a los Estados Unidos.
Entre ellos, marchó al exilio Emma Goldman, extranjera de alta peligrosidad, 
que había estado presa varias veces por oponerse al servicio militar obligatorio,
 por difundir métodos anticonceptivos, 
por organizar huelgas y por otros atentados contra la seguridad nacional.
Algunas frases de Emma:
La prostitución es el más alto triunfo del puritanismo.
El Reino de los Cielos ha de ser un lugar terriblemente aburrido si los pobres de espíritu viven allí.
Si el voto cambiara algo, sería ilegal.
Cada sociedad tiene los delincuentes que merece."
EDUARDO  GALEANO.
De: " Mujeres."


" El Mal copia al Bien."

" En el Más Acá y en el Más Allá, 
la desobediencia merecía el mismo premio."


"En uno de sus frescos, en una capilla de Padua, el Giotto mostró los tormentos que los diablos infligían a los pecadores en el infierno.

Como en otras obras de otros artistas de la época, los instrumentos del suplicio infernal provocaban espanto y miedo.
 Y cualquiera podía reconocer, en ese muestrario, las herramientas que la Santa Inquisición utilizaba para imponer la fe católica.
 Dios inspiraba a su peor enemigo: Satanás imitaba, en el infierno, la tecnología del dolor que los inquisidores aplicaban en la tierra.

El castigo confirmaba que este mundo no era más que un ensayo general del infierno.
 En el Más Acá y en el Más Allá, la desobediencia merecía el mismo premio."

EDUARDO  GALEANO.
De : " Espejos" - Una historia casi universal -

17.4.18

No te tomes en serio nada que no te haga reír, decía Galeano.Por Román Cortázar

Para Helena Villagra,

aire en el viento.

El cuentacuentos

Cuando visité a Eduardo Galeano en el hotel Condesa, me propuso ir a caminar al Parque España. No sé cuántas horas dimos vueltas, bajo los árboles cantores, proclamando que el mundo es mágico. Con paso lento, hablamos de García Lorca y me contó que en un teatro de Asís, en Italia, había aplaudido con Helena hasta despellejarse las manos y las suelas de los zapatos, porque los actores, más numerosos que el público de dos únicos espectadores, se habían entregado enteros. Me preguntó por el fraude electoral contra López Obrador y terminamos hablando, con lujo de detalles, de revistas y del Che Guevara.


La noche bajaba balanceándose entre las casonas y los faroles.
Galeano me miró con sus ojos azulísimos.
–Te quiero presentar a un amigo.
–¿Cuándo?
–Ahorita, como dicen ustedes.
Nos paramos junto a un auto clásico estacionado
 casi en la entrada del hotel y entonces decidió confesarme
 que su amigo era muy parlanchín.
 Y así fue que me presentó a su amigo.
–Hoy anda un poco serio.
–¿Quién?, ¿dónde? –le dije.
–Ah –dijo Eduardo–, adentro del coche.
Y adentro no había nadie. Sólo un maniquí.

El ojo de la cerradura visto por el universo

Guillermo Chifflet, El Flaco, conoció a Galeano en los días
 de la Juventud Socialista, en 1955.
 En la Casa del Pueblo tomaban el Curso de Formación Socialista, 
que derivaba, entre otros, en los cursillos La Teoría Socialista,
 que impartía Enrique Broquen, y El problema del imperialismo,
 con Vivián Trías y Germán D’Elía,
 cursillos que continuaban porfiadamente en La Telita,
 un bodegón que de día vendía verduras y de noche se volvía boliche. 
No hace mucho, en Montevideo, le pregunté por Galeano,
 su compañero y hermano en las redacciones de El Sol y Marcha,
 en la aventura de Época, en la Gaceta de la Universidad 
y la fundación de Brecha.
 “Un compañero excepcional, con gran imaginación, además,
 y humor, buen humor, siempre estaba alegre”.
Y esa alegría pasaba lista en Época, limpiando diariamente la palabra justicia.
 Y no faltaba tampoco a su cita con la rebeldía.

Otra ventana

En el número 285 de El Sol (también de diciembre de 1965) se publicó
 una pequeña historia.
 Por entonces, la represión encarceló a más de mil obreros sindicales
 y el binomio Moratorio-Tejera decretó la clausura de Época,
 El Popular, El Sol y dos diarios salteños.
 Aquello espantaba pero los locos de Época resolvieron convertir en papel 
sus pizarrones y, desde los balcones, difundir las noticias más importantes
 de la jornada
. Se les prohibió el periodismo de pizarrón.
 Anunciaron en ellos su clausura.
 También se les prohibió.
 Y entonces en los pizarrones aparecieron frases de la literatura española.
 Para peor, recogidas con aplausos por circunstanciales lectores de la calle.
 Ante esto, un policía decidió consultar telefónicamente con el comisario:
–Sí, ahora pusieron una frase que dicen es de un clásico español.
–¿...?
–Del Quijote de la Mancha, dicen.
–¿...?
–Mire, no lo tengo muy presente, pero es algo así como que están ladrando 
los perros porque viene mucha gente, o algo así, no sé.
–¡...!
–Ta bien, comisario.
Y comunicó la decisión: - ¡HAY QUE SACARLO!
En el pizarrón se leía: “Ladran, Sancho; señal que cabalgamos”.
 –Miguel de Cervantes (anterior a Tejera).

Encuentros

No por casualidad, ante la ola reaccionaria que arde
 con el neoliberalismo 
 sus textos siguen siendo miradas para lavar el mundo al revés.
Y contando cantando la verdad de nosotros mismos, seguirán siendo.
Por eso será que lo escuchamos como si estuviera vivo.
(El 13 de abril se cumplieron tres años de la muerte del escritor uruguayo.)
Fuente : Página 12.