8.1.16

"El arte de mandar".


Un emperador de China, no se sabe su nombre ni su dinastía ni su tiempo, llamó una noche a su consejero principal y le confió la angustia que le impedía dormir.
 Le dijo:- “Nadie me teme”. Como nadie le temía nadie lo respetaba. Y como nadie lo respetaba nadie le obedecía. El consejero principal meditó un ratito y opinó:-  “Falta castigo”. 
Y el emperador sorprendido dijo que castigo no faltaba, porque él mandaba a la horca a todo el que no se inclinara a su paso. Y el consejero principal le advirtió:- “Pero esos, esos son los culpables.
 Si sólo se castiga a los culpables, sólo los culpables sienten miedo”. 
El emperador chino pensó y pensó... y llegó a la conclusión de que el consejero principal tenía razón.
 Y le mandó cortar la cabeza.
 La ejecución ocurrió en una gran plaza pública, la plaza celestial, la plaza principal del imperio.
 Y el consejero fue el primero de una larga lista.
EDUARDO GALEANO

6.1.16

"El Hijo".

"Nadie sabe cómo: Yahvé, el único dios que nunca hizo el amor, fue padre de un hijo.

Según los evangelios, el hijo llegó al mundo cuando Herodes reinaba en Galilea.
 Como Herodes murió cuatro años antes del comienzo de la era cristiana, Jesús ha de haber nacido por lo menos cuatro años antes de Cristo.

En qué año, no se sabe. Tampoco el día, ni el mes. Jesús ya había pasado casi cuatro siglos sin cumpleaños cuando san Gregorio Nacianceno le otorgó, en el año 379, certificado de nacimiento.
 Jesús había nacido un 25 de diciembre. Así, la Iglesia Católica hizo suyo, una vez más, el prestigio de las idolatrías. 
Según la tradición pagana, ése era el día en que el sagrado sol iniciaba su camino contra la noche, a través de las tinieblas del invierno.

Haya ocurrido cuando haya ocurrido, seguramente no se festejó aquella primera noche de paz, noche de amor, con esa cohetería de guerra que ahora nos deja sordos.
 Seguramente no hubo estampitas mostrando al bebé de rulitos rubios que aquel recién nacido no era; como no eran tres, ni eran reyes, ni eran magos, los tres reyes magos que iban camino al pesebre de Belén, tras una estrella viajera que nadie vio nunca. 
Y seguramente, también, aquella primera Navidad, que tan malas noticias traía para los mercaderes del templo, no fue ni quiso ser una promesa de ventas espectaculares para los mercaderes del mundo."

EDUARDO GALEANO