4.10.19

" Cazador de palabras".


"Yo hago lo que hacen todos, que es recibir de la realidad imágenes,
 voces, sueños, pesadillas que devuelvo porque creo que vale la pena contagiarlas,
 y éso es lo que hacen todos.
 En realidad, las fronteras que separan los diferentes géneros literarios o los modos de ficción o los documentos son bastante dudosas.
 Es muy difícil establecer una frontera de la realidad; que es real cuando vive sus vigilias, 
camina por las calles,
 trabaja,
 conversa
 y que también es real cuando duerme o cuando se hace la dormida.
 O sea: los sueños son parte de la realidad.
 No es factible trazar límites. Yo trato de escribir sin ninguna restricción,
 y lo que hago proviene de todas partes, de episodios pasados, que me parecen que valen la pena transmitirlos, comunicarlos, perpetuarlos.
 Leyendas, mitos, cuentos pasados o presentes de historias que me siguen a la vera de los caminos, en mis andares. 
Palabras que provienen de las cosas que recojo en los cafés, en las calles, del ahora que también es historia.
 La historia la estamos haciendo aunque no sepamos.
 Sí, está bien, soy un recogedor, un cazador de palabras.
 Las encuentro por ahí y las devuelvo a los lectores. Pero no las devuelvo como las recibí, porque sería un estafador. 
Como me cuesta mucho escribir, lo hago diez, veinte, treinta, cuarenta veces cada cosa, cada texto; o sea que no es fácil: a veces, los textos tienen originariamente veinte páginas y se reducen a un sólo párrafo...".

EDUARDO GALEANO.

- Entrevista a Sudestada -

" El elefante. "

" Al descubrir el lenguaje compartido y las sensibilidades poéticas

de todos los animales, estoy trabajando para restaurar

el territorio común que existió alguna vez,

cuando la gente vivía en armonía con los animales.”


Gregory Colbert 



"Cuando era niño, mi abuela me contó la fábula de los ciegos y el elefante.

Estaban los tres ciegos ante el elefante.

Uno de ellos le palpó el rabo y dijo:
- Es una cuerda.

Otro ciego acarició una pata del elefante y opinó:
- Es una columna.

Y el tercer ciego apoyó la mano en el cuerpo y adivinó:
- Es una pared.

Así estamos: ciegos de nosotros, ciegos del mundo.

Desde que nacemos, nos entrenan para no ver más que pedacitos.

La cultura dominante, cultura del desvínculo,
 rompe la historia pasada como rompe la realidad presente
 y prohíbe armar el rompecabezas."

EDUARDO GALEANO.
De: " Ser como ellos."

" Epicuro. "

"El más grande fruto de la justicia
 es la serenidad del alma."

Epicuro.

"En el jardín de Atenas Epicuro hablaba contra los miedos,
 contra los miedos a los dioses, a la muerte, al dolor y al fracaso.
Es pura vanidad, creer que los dioses se ocupen de nosotros. 
Desde su inmortalidad, desde su perfección ellos no nos otorgan ni premios ni castigos.
 Los dioses no son temibles porque nosotros, efímeros, mal hechos, no merecemos nada más que su indiferencia.
Tampoco la muerte es terrible, decía.
 Mientras nosotros somos, ella no es; y cuando ella es, nosotros dejamos de ser.
¿Miedo al dolor? Es el miedo al dolor el que más duele, pero no hay nada más placentero que el placer de cuando el dolor se va.
¿Y el miedo al fracaso? ¿Qué fracaso? Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco,
 pero ¿Qué gloria podría compararse al goce de charlar con los amigos en una tarde de sol? ¿Qué poder puede tanto con la necesidad que nos empuja a amar, a comer, a beber?
Hagamos dichosa, proponía Epicuro, la inevitable mortalidad de la vida."

EDUARDO  GALEANO . 
De : " Espejos"

" La televisión."


"A fines del año 1999, el presidente del Uruguay inauguró una escuela en la zona de Pinar del Norte.
Por tratarse de un barrio de gente pobre y trabajadora, el primer mandatario quiso
 enaltecer con su presencia este acto cívico.
El presidente llegó desde el cielo.
Bajó en helicóptero, acompañado por las cámaras de televisión.
En su discurso rindió homenaje a los niños de la patria, que constituyen nuestro capital más valioso,
 y exaltó la importancia de la educación, que es la más rentable inversión en este mundo tan competitivo.
 A continuación, se entonó el himno nacional y se lanzaron al aire globos de colores.
Entonces, en el momento culminante de la ceremonia, el presidente regaló un juguete a cada uno de los alumnos.
La televisión transmitió todo en directo.
Cuando las cámaras terminaron su trabajo, el presidente regresó al cielo.
 Y las autoridades de la escuela procedieron a recuperar los juguetes repartidos.
 No fue fácil arrancarlos de manos de los niños."

EDUARDO  GALEANO.
De: " Bocas del tiempo."

1.10.19

" A contramano."


"Las ideas del semanario Marcha revelaban cierta inclinación al rojo, pero más rojos estaban los números.
 Hugo Alfaro, que además de ser periodista hacía las veces de administrador y cumplía
 la insalubre tarea de pagar las cuentas, saltaba de alegría en raras ocasiones:
-¡Tenemos la edición financiada!
Había llegado publicidad.
 En la historia universal del periodismo independiente siempre se ha celebrado semejante milagro como una prueba de la existencia de Dios.
Pero al director, Carlos Quijano, se le ponía verde la cara.
 Horror: no había peor noticia que aquella buena noticia.
 Si entraba publicidad, se iba a sacrificar alguna página, o varias, 
y cada pedacito de página era un sagrado espacio imprescindible 
para cuestionar certezas,
 arrancar máscaras,
 alborotar avisperos 
y ayudar a que mañana no fuera otro nombre de hoy.
Al cabo de treinta y cuatro años, la dictadura militar irrumpió en el Uruguay
 y acabó con Marcha y otras locuras."

EDUARDO  GALEANO. 
De : " Bocas del tiempo."

"El jacarandá."


"En las noches, Norberto Paso acarreaba bolsas en el puerto de Buenos Aires.
En los días, lejos del puerto, levantaba esta casa.
 Blanca le subía los ladrillos y los baldes de mezcla, y las paredes iban creciendo en torno al patio de tierra.
Esta casa estaba a medio hacer cuando Blanca trajo un jacarandá del mercado.
 Era un árbol chiquito, ella había pagado un platal. Norberto se agarró la cabeza:
-Estás loca -dijo. Y la ayudó a plantarlo.
Cuando terminaron esta casa, Blanca murió.
Ahora han pasado los años, y Norberto sale poco.
 Una vez por semana, viaja unas horas hasta el centro de la ciudad, y se junta con otros viejos que protestan porque la jubilación es una mierda que no alcanza ni para pagar la soga donde colgarse.
Cuando Norberto regresa, tarde en la noche, el jacarandá lo está esperando."

EDUARDO  GALEANO .
De : " Bocas del tiempo."