“Estas voces, que vienen de los primeros tiempos, hablan a los tiempos que vienen.
Brotan de la memoria de los mayas, pero dicen lo que dicen para que las escuche el mundo, que a los tumbos busca rumbo, tanteando en la noche, perdido como ciego en tiroteo.
Veinte capítulos, veinte granos de maíz.
También nosotros, gentes de todos los colores, somos granos de maíz.
Y estas voces nos recuerdan que el centro del universo está en cada uno de nosotros, porque está en cada uno de los frutos que brotan en cada instante del tiempo y en cada lugarcito de la tierra.
Y nos invitan a recrear el hilo roto de la vida,
a sanar la violada dignidad de la naturaleza
y a recuperar nuestra perdida plenitud.”