3.9.22

Leo Sbaraglia lee LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA de Eduardo Galeano

Capítulo “La estructura contemporánea del despojo” 

“La vieja se inclinó y movió la mano para darle viento al fuego. Así, con la espalda torcida y el cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una antigua tortuga negra. Pero aquel pobre vestido roto no protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin y al cabo ella era tan lenta solo por culpa de los años. A sus espaldas, también torcida, su choza de madera y lata, y más allá otras chozas semejantes del mismo suburbio de San Pablo; frente a ella, en una caldera de color carbón, ya estaba hirviendo el agua para el café. Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber, sacudió la cabeza y cerró los ojos. Dijo: O Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»). En el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento, pensó exactamente lo mismo, pero en otro idioma, el director ejecutivo de la Union Carbide, mientras levantaba un vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de los dos estaba equivocado.”

Serrat lee LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA de Eduardo Galeano

1.9.22

Micro documental de Eduardo Galeano: Manuela .

"Manuelas".


Manuela Sáenz.

 Todos hombres. Pero era una mujer, Manuela Cañizares, quien los reclutaba y los reunía para que conspiraran en su casa.

La noche del 9 de agosto de 1809, los hombres pasaron horas y horas discutiendo, que sí, que no, que quién sabe, y no se decidían a proclamar de una buena vez la independencia de Ecuador. Y una vez más estaban postergando el asunto para mejor ocasión cuando Manuela los encaró y les gritó cobardes, miedosos, nacidos para la servidumbre. Y al amanecer , se abrió la puerta del nuevo tiempo.

Otra Manuela, Manuela Espejo, también precursora de la independencia americana, fue la primera periodista de Ecuador. Como ése era un oficio impropio para las damas, publicaba con seudónimo sus audaces artículos contra la mentalidad servil que humillaba a su tierra.

Y otra Manuela, Manuela Sáenz, ganó fama perpetua por ser la amante de Simón Bolívar, pero además ella fue ella: la mujer que combatió contra el poder colonial y contra el poder macho y sus hipócritas pacaterías.

EDUARDO  GALEANO.

De :"Los hijos de los días".

No ha sido fácil para la historia de la América independentista incluir en su nómina de próceres el nombre de Manuela Sáenz. 

Si su condición de mujer ya lo hacía difícil, su estatus de amante del Libertador complicaba aún más las cosas. 

La historiografía del siglo XIX, temiendo por la memoria del "más grande hombre de América", se encargaría de omitir la presencia de esta mujer

 en su círculo.

 Con todo y con ello, las anécdotas se dieron a conocer,

 y la misma historia se vio en la necesidad de otorgarle a Manuela Sáenz la categoría de heroína.