" Ciudad de México
México no se lava las manos ante la guerra de España.
Lázaro Cárdenas, raro presidente amigo del silencio y enemigo del aspaviento, proclama su solidaridad, pero sobre todo la practica: envía armas al frente republicano, a través de la mar, y recibe a los niños huérfanos que los barcos traen a montones.
Cárdenas gobierna escuchando.
Es andariego y escuchador: de pueblo en pueblo va, conociendo quejas y necesidades con infinita paciencia, y jamás promete más de lo que hace.
Como es hombre de palabra, habla muy poco.
Hasta Cárdenas, el arte de gobernar en México consistía en mover la lengua; pero él dice sí o no y todo el mundo le cree.
En el verano del año anterior había anunciado la reforma agraria y desde entonces no cesó de entregar tierras a las comunidades indígenas.
Lo odian cordialmente los que han convertido la revolución en negocio.
Ellos dicen que Cárdenas calla porque ya se le ha olvidado la lengua castellana, de tanto andar entre indios, y que cualquier día de éstos se va a aparecer vestido de taparrabos y plumajes."
Eduardo Galeano.
De : " Memoria del fuego".