ante la miseria,
ante la mentira,
no tenemos más remedio que la resignación.
Signados por la fatalidad,
nacemos haraganes irresponsables,
violentos,
tontos,
pintorescos
y condenados a la tutela militar.
A lo sumo podemos aspirar a convertirnos en prisioneros de buena conducta,
capaces de pagar puntualmente los Intereses de una descomunal deuda externa contraída para financiar el lujo que nos humilla y el garrote que nos golpea.
Y en este cuadro de cosas, nosotros decimos no a la neutralidad de la palabra humana.
Decimos no a quienes nos invitan a lavarnos las manos ante las cotidianas crucifixiones que ocurren a nuestro alrededor.
A la aburrida fascinación de un arte frío,
indiferente,
contemplador del espejo,
preferimos un arte caliente que celebra a la aventura humana en el mundo
y en ella participa,
que es un arte irremediablemente enamorado y peleón. "
EDUARDO GALEANO