28.9.22

" Darcy Ribeiro."

 MÁS FUERTE QUE CUALQUIER TRISTEZA O DICTADURA

En Montevideo, en los primeros tiempos del exilio, Darcy Ribeiro tenía un papagayo que se le paraba en el hombro y le arrancaba pelitos del pecho. El papagayo dormía en el balcón. 
En la costa montevideana son bravos los vientos. Una mañana el papagayo amaneció ahogado en la piscina de Trouville.
Cuando volví a encontrarlo, en Río, Darcy no tenía ningún papagayo. 
Pero me recibió saltando y con brasas en los ojos; me llamó, como siempre, "mulato ideológico"; me preguntó por mis trabajos y mis días y me contó, sin quejas, la historia de sus andares de país en país. 
Me habló del Brasil, me dijo que una república volkswagen no es esencialmente distinta de una república bananera, y en pocos minutos me hizo un análisis completo de la crisis estructural argentina y me explicó las causas de la tragedia de Chile y me dijo qué era lo que se podía hacer en Uruguay.
Yo escuchaba, encantado, sus teorías audaces y sus definiciones brillantes. 
Darcy tiene un cerebro que se le parece, no está nunca quieto, y vale la pena conocer esa inteligencia despabilada incluso cuando se equivoca o cuando se le da por perseguir la verdad a tiros de disparates.
Por algo no pueden soportarlo los que han hecho del marxismo un catecismo ni los sociólogos especializados en aburrir al prójimo.
Entonces le pregunté por el cáncer.
Darcy se sacó la camisa y me mostró la cicatriz. Tenía un tajo horrible, en forma de L, que le abarcaba la espalda.
-Mira -me dijo, riendo-. Soy un resto de tiburón.
Había querido que lo operaran en el Brasil.
 Los militares le dieron permiso para morir en su país.
 Lo estaban esperando; lo llevaron del aeropuerto al hospital. 
A Darcy le quedaba poco aliento.
 Con sus últimas fuerzas, les tocaba el culo a las enfermeras.
 Le sacaron un pulmón y siguió vivo. 
El gobierno se sintió estafado.
Aquella noche, en Río, eran las vísperas de la partida hacia Lima. 
Darcy se rió todo el tiempo, pero me confesó que lo jodía la idea de no volver a fumar.
-Es grave, ¿no? Yo, que fumaba cinco paquetes.
-¿Sabés lo que descubrí? -me dijo—. Que en realidad uno hace todas las cosas por el placer de fumar. ¿Para qué se mete uno en el mar? ¿Para qué charla uno con los amigos? ¿Para qué lee uno? ¿Para qué escribe? ¿Para qué hace uno el amor?
-El goce está en el cigarrillo -decía-. La ceremonia es ésa.
Y se reía.

EDUARDO  GALEANO

27.9.22

"Verano del 42."

"Hace años, en Kiev, me contaron por qué los jugadores del Dínamo 
habían merecido una estatua.
Me contaron una historia de los años de la guerra.
Ucrania ocupada por los nazis.
 Los alemanes organizan un partido de fútbol.
 La selección nacional de sus fuerzas armadas contra el Dínamo de Kiev,
 formado por obreros de la fábrica de paños: los superhombres
 contra los muertos de hambre.
El estadio está repleto.
 Las tribunas se encogen, silenciosas, cuando el ejército vencedor mete 
el primer gol de la tarde; se encienden cuando el Dínamo empata; 
estallan cuando el primer tiempo termina 
con los alemanes perdiendo 2 a 1.
El comandante de las tropas de ocupación envía a su asistente 
a los vestuarios.
 Los jugadores del Dínamo escuchan la advertencia:
-Nuestro equipo nunca fue vencido en territorios ocupados. 
Y la amenaza:
-Si ganan, los fusilamos.
Los jugadores vuelven al campo.
A los pocos minutos, tercer gol del Dínamo.
 El público sigue el juego de pie y en un solo largo grito.
 Cuarto gol: el estadio se viene abajo.
Súbitamente, antes de hora, el juez da por terminado el partido.
Los fusilaron con los equipos puestos, en lo alto de un barranco."

EDUARDO  GALEANO.

"¿Se puede vivir cada día como si fuera el primero? ."

 " Desde que era gurí, supe que en el Paraíso no existía la memoria.

 Adán y Eva no tenían pasado. 

¿Se puede vivir cada día como si fuera el primero?"


EDUARDO  GALEANO.

26.9.22

" La vida vagabunda."

 "Las montañas y los árboles tienen el destino en la raíz. 

Pero la mar ha sido, como nosotros, 

condenada a la vida vagabunda."


 Eduardo Galeano. 

"Desgarros"


"  Rigoberta Menchú, hija del pueblo maya, que es un pueblo de

 tejedores, advierte que estamos “con la esperanza en un hilo”.

Y así es. En un hilo. 

En el manicomio global, la violencia nos está destejiendo."

EDUARDO  GALEANO.