23.10.15

"La desmemoria/2".

-Castelao -
"El miedo seca la boca, moja las manos y mutila. 
El miedo de saber nos condena a la ignorancia.
 El miedo de hacer nos reduce a la impotencia."
Eduardo Galeano.

22.10.15

"La tierra".


"Está envenenada la tierra que nos entierra o destierra. 
Ya no hay aire, sino desaire.
 Ya no hay lluvia, sino lluvia ácida.
 Ya no hay parques, sino parkings. 
Ya no hay sociedades, sino sociedades anónimas.
 Empresas en lugar de naciones. 
Consumidores en lugar de ciudadanos.
 Aglomeraciones en lugar de ciudades.
 No hay personas, sino públicos.
 No hay realidades, sino publicidades.
 No hay visiones, sino televisiones.
 Para elogiar una flor, se dice: Parece de plástico. "

EDUARDO GALEANO.

"Exterminio del planeta".


Expulsados por la ruina de sus tierras y la contaminación de los ríos y de los lagos, veinticinco millones de personas deambulan buscando su lugar en el mundo.
 Según los pronósticos más dignos de crédito, la degradación ambiental será, en los próximos años, la principal causa de los éxodos de población en los países del sur. ¿Se salvarán los países que mejor sonríen para las fotos, los felices protagonistas del milagro económico? ¿Los que han logrado sentarse a la mesa, conquistar la meta, llegar a la Meca?
 Los países que creen que han pegado el gran salto hacia la modernización, ya están pagando el precio de la pirueta: en Taiwán, un tercio del arroz no se puede comer, porque está envenenado de mercurio, arsénico o cadmio; en Corea del Sur, sólo se puede beber agua de la tercera parte de los ríos.
 Ya no hay peces comestibles en la mitad de los ríos de China.
 En una carta, un niño chileno retrató así a su país: «Salen barcos llenos de árboles y llegan barcos llenos de autos».
 Chile es, hoy por hoy, una larga autopista, que a los costados tiene shopping malls, tierras resecas y bosques industriales donde no cantan los pájaros: los árboles, soldaditos en fila, marchan rumbo al mercado mundial.
 El siglo veinte, artista cansado, termina pintando naturalezas muertas.
 El exterminio del planeta ya no perdona a nadie.
Eduardo Galeano

21.10.15

"En un mundo caben muchos otros mundos."


"No me considero un escritor objetivo.
 Ese es un invento como el de los géneros literarios, que proviene de una visión del mundo 
en el que todo está parcelado: la emoción y la intelección, el alma y el cuerpo,
 la razón y la imaginación.
 Parece que será muy difícil armar pedazos y comprender, de una vez por todas,
 que en un mundo caben muchos otros mundos. "

Eduardo Galeano.

19.10.15

"El miedo de recordar".


El arte de narrar nació del miedo de morir. Está en Las mil y una noches. 
Cada noche, Sherezade iba cambiando un cuento por un nuevo
 día de vida. 
Pero también creo que el miedo de vivir es peor que el miedo
 de morir. Y me parece que el asunto, en este mundo y en
 este tiempo, es ése: el miedo de recordar, 
el miedo de ser, el miedo de cambiar.
 O sea: el miedo de vivir.

Eduardo Galeano

"Mensaje a la Cumbre de la Madre Tierra".

Lamentablemente, no podré estar con ustedes. Se me atravesó un palo en la rueda, que me impide viajar. Pero quiero acompañar de alguna manera esta reunión de ustedes, esta reunión de los míos, ya que no tengo más remedio que hacer lo poquito que puedo y no lo muchito que quiero. Y por estar sin estar estando, al menos les envío estas palabras.
Quiero decirles que ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.
Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo, el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.
Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabraria, que en América latina es más nociva que la inflación monetaria. Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.
Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.
Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza.
Hay voces del pasado que hablan al futuro.
Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.
El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces. Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza, parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces. La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.
Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera.
Las culturas indígenas la ven desde adentro. Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.
Vuelan abrazos, desde Montevideo.
Eduardo Galeano

Fridamanía.

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En 1954, una manifestación comunista caminó las calles de la ciudad de México.
Frida Kahlo iba ahí, en silla de ruedas.
Fue la última vez que la vieron viva.
Murió, sin ruido, poco después.
Y unos cuantos años pasaron hasta que la fridamanía, tremendo alboroto, la despertó.
¿Resurrección o negocio? ¿Se merecía esto una artista ajena al exitismo y al lindismo, autora de despiadados autorretratos que la mostraban cejijunta y bigotuda, acribillada de agujas y alfileres, acuchillada por treinta y dos operaciones?
¿Y si todo esto fuera mucho más que una manipulación mercantil? 
¿Un homenaje del tiempo, que celebra a una mujer capaz de convertir su dolor en color?
Eduardo Galeano