"Se pelan los bosques,
la tierra se hace desierto,
se envenenan los ríos,
se derriten los hielos de los polos
y las nieves de las altas cumbres.
En muchos lugares la lluvia ha dejado de caer, y en muchos llueve como si se partiera el cielo.
El clima del mundo está para el manicomio.
Las inundaciones y las sequías,
los ciclones y los incendios incontrolables son cada vez menos naturales,
aunque los medios insisten, contra toda evidencia, en llamarlos así.
Y parece un chiste de humor negro que las Naciones Unidas hayan llamado a los años noventa Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales.
¿Reducción? Esa fue la década más desastrosa.
Hubo ochenta y seis catástrofes, que dejaron cinco veces más muertos que los muchos muertos de las guerras en ese período.
Casi todos, el 96 por ciento para ser precisos,
murieron en los países pobres, que los expertos insisten en llamar “países en vías de desarrollo”.
EDUARDO GALEANO