21.8.15

"Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran".

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Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al África, no a París.
Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo,
 se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.
También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al-Jwarizmi,
 hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.
Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran.
 En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman
 “mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. 
Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.
Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora
 y la imprenta,
 habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.
Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda
 y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.
Eduardo Galeano.
"Espejos" - Una historia casi universal.

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