11.9.15

"Matilde Landa".


‘A Matilde’
En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.

Para conseguir la libertad de sus hermanos
caen en los barbechos los más nobles castellanos.

No veré perdida España
porque mi sangre no quiere.
El fascismo de Alemania
junto a las encinas muere.

Para hacer cenizas la ambición de los tiranos
caen en las trincheras los más nobles castellanos.
Miguel Hernández

Matilde Landa.

Cárcel de Palma de Mallorca, otoño de 1942: la oveja descarriada. 
Está todo listo. En formación militar, las presas aguardan. Llegan el obispo 
y el gobernador civil. 
Hoy Matilde Landa, roja y jefa de rojos, atea convicta y 
confesa, será convertida a la fe católica y recibirá el santo sacramento del 
bautismo.
 La arrepentida se incorporará al rebaño del Señor y Satanás perderá a 
una de las suyas. 
Se hace tarde. 
Matilde no aparece. 
Está en la azotea, nadie la ve. 
Desde allá arriba se arroja. 
El cuerpo estalla, como una bomba, contra el patio de la prisión. 
Nadie se mueve. 
Se cumple la ceremonia prevista. 
El obispo hace la señal de la Cruz, lee una página de los evangelios, exhorta 
a Matilde a renunciar al mal, recita el Credo y toca su frente con agua 
consagrada.
Galeano

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