19.12.15

"La mala memoria".

La amnesia, dice el poder, es sana.
 Desde el punto de vista del poder, no sólo estaban y están locas las madres de sus víctimas, 
sino que también están locos sus propios instrumentos, los verdugos, cuando no pueden dormir a pata suelta, sin otra molestia que los mosquitos del verano.
 No es mucha la gente que nace con esa incómoda glándula llamada conciencia,
 que segrega culpa, pero a veces se da: cuando un oficial del ejército argentino, el capitán 
Scilingo, reveló que no podía dormir sin lexotanil o borrachera desde que había arrojado al mar
 a treinta prisioneros vivos, sus superiores le recomendaron tratamiento psiquiátrico,
 porque se había vuelto loco.
El gobierno argentino ha enviado a Europa a más de un oficial nazi, aplicando la
 extradición por crímenes masivos cometidos hace más de medio siglo,
 al mismo tiempo que otorgaba impunidad, y aplausos, a los oficiales argentinos
 que habían cometido crímenes masivos hace un rato nomás.
 La memoria y la justicia, ¿son lujos que los países latinoamericanos no pueden 
permitirse? ¿Estamos obligados a vivir en estado de perpetua mentira? 
El poder identifica a la memoria con el desorden y a la justicia con la venganza.
EDUARDO GALEANO

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