19.8.20

" Alfonsina."

"Dicen que en los solares de mi gente, medido
estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
A veces a mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo eso mordiente, vencido, mutilado
todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo."

Alfonsina Storni.

A
Alfonsina Storni y Horacio Quiroga.



A la mujer que piensa se le secan los ovarios.
 Nace  la mujer para

producir leche y lágrimas, no ideas, y no para vivir la vida sino para

espiarla desde las ventanas a medio cerrar.
 Mil veces se lo han

explicado y Alfonsina Storni nunca lo creyó. 
Sus versos más difundidos

protestan contra el macho enjaulador.

Cuando hace años llego a Buenos Aires desde provincias, Alfonsina traía unos

viejos zapatos de tacones torcidos y en el vientre un hijo sin padre

legal.
 En esta ciudad trabajó en lo que hubiera, y robaba formularios

del telégrafo para escribir sus tristezas.
 Mientras pulía las palabras,

verso a verso, noche a noche, cruzaba los dedos y besaba las barajas

que anunciaban viajes y herencias y amores.


El tiempo ha pasado, casi un cuarto de siglo, y nada le regaló la suerte.

Pero peleando a brazo partido Alfonsina ha sido capaz de abrirse paso

en el masculino mundo. Su cara de ratona traviesa nunca falta en las

fotos que congregan a los escritores argentinos mas ilustres.


Ese año, en el verano, supo que tenía cáncer.
 Desde entonces escribe poemas

que hablan del abrazo del mar y de la casa que la espera allá en el

fondo, en la avenida de las madréporas."

1935, Buenos Aires , Alfonsina. 
Eduardo Galeano

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