6.10.22

"´Última voz."

En un patio de Asunción del Paraguay, don Jóver Peralta alzaba el puño, que parecía una ramita seca, contra el dictador Stroessner.
-¡A este Führer analfabeto lo vamos a voltear! -clamaba, con su resto de voz-, ¡Con la verdad hay que voltearlos a estos felones!
El viejo Peralta olía a meadas y era puro hueso cuando yo lo escuché maldecir durante horas.
Me dijo que había escrito una carta a los estudiantes, explicándoles que tenían que luchar por América como una patria única, dueña de sus riquezas y sin nada de yanquis; pero se la había dado a un tipo para echarla al correo y el tipo había resultado espía.
Me habló de Solano López y su noble manera de morir y me habló de la guerra de la Triple Alianza.
-La oligarquía porteña nos hizo mucho daño -susurró-, Nos hizo desconfiados, suspicaces. La oligarquía porteña nos ha arruinado el alma.
-¡Badulaques! -gritaba, y para oírlo había que parar la oreja.
El cuerpito estaba inmóvil bajo el árbol frondoso.
 Don Jóver sólo podía mover los labios, pero la indignación le hacía temblar las manos y los pies.
 Tenía los pies sin zapatos ni polainas, hinchados de sabañones.
 Cuando cayó la noche, se quedó dormido.
Jóver Peralta había escrito algunos libros y había peleado toda la vida para que los paraguayos fueran libres.
Después, se murió."

EDUARDO  GALEANO.

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