" El hombre de los abrazos era un “testigo de ojos abiertos y oídos atentos”
que ayudaba a mirar.
El pretérito imperfecto no anula la electricidad de una escritura
que enciende los fueguitos de la memoria;
historias que indagan en el sufrimiento y la esperanza
de quienes han sido despojados de sus riquezas por obra
y desgracia de la explotación y el saqueo sistemático
de las potencias capitalistas.
Si se puede ser desobediente cada vez que se reciben
órdenes que humillan la conciencia y violan el sentido común,
también vale ser insumiso con los tiempos verbales.
Eduardo Galeano es uruguayo y argentino,
pero también podría ser chileno, colombiano, guatemalteco,
mexicano, boliviano o paraguayo;
un curioso fenómeno de ciudadanía múltiple
porque con cada uno de sus libros logró transfigurar
las conciencias hermanadas de América Latina."
Silvina Friera.
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