31.5.23

" El bautismo."

"Lastima, bandoneón,
mi corazón
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron
me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva."


Cátulo Castillo.
-"La última curda." -

El agua más fría del cielo bombardeó Buenos Aires aquella tarde de invierno de 1906.

A las cinco en punto, en pleno diluvio, lluviazón, helazón, nació un niño en la calle Castro.

 El padre arrancó al niño de los brazos de la madre, se lo llevó a la azotea y lo alzó, desnudito, ante la lluvia feroz. Y a la luz de los relámpagos lo ofreció a la lluvia, gritando a pleno pulmón, voz de trueno entre los truenos.

-¡Hijo mío, que las aguas del cielo te bendigan!

El recién nacido se pescó tremenda pulmonía. Pasó cuatro meses de mal en peor. Y cuando ya lo daban por muerto, se salvó.

También se salvó de llamarse descanso dominical.

 El padre, un anarquista pobre y poeta, siempre perseguido por la policía

 y por los acreedores, quiso llamarlo así en homenaje a esa reciente

 conquista obrera, pero el Registro Civil no le aceptó el nombre.

 Entonces se reunieron los amigos, anarquistas pobres y poetas, 

siempre perseguidos por la policía y por los acreedores,

y discutieron el asunto.

 Y fueron ellos quienes decidieron que se llamaría Cátulo.

 Cátulo Castillo, el niño que unos cuantos años después 

fue capaz de inventar "La última curda"

 y otros tangos de esos que son para escuchar de pie, sombrero en mano.


EDUARDO GALEANO.

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