" Todo a lo largo de la primera mitad del siglo diecinueve,
un venezolano llamado Simón Rodríguez anduvo
por los caminos de nuestra América, a lomo de mula,
desafiando a los nuevos dueños del poder:
–Ustedes –clamaba don Simón–, ustedes que tanto imitan a los europeos,
¿por qué no les imitan lo más importante, que es la originalidad?
Paradójicamente, era escuchado por nadie este hombre
que tanto merecía ser escuchado.
Paradójicamente, lo llamaban loco,
porque cometía la cordura de creer que debemos
pensar con nuestra propia cabeza,
porque cometía la cordura de proponer
una educación para todos y una América de todos,
y decía que al que no sabe, cualquiera lo engaña
y al que no tiene, cualquiera lo compra,
y porque cometía la cordura de dudar de la independencia
de nuestros países recién nacidos:
–No somos dueños de nosotros mismos –decía–.
Somos independientes, pero no somos libres."
EDUARDO GALEANO.
- Fragmento de su discurso en el Mercosur -
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