“El mundo, en general, se parece bastante a un lugar triste.
En América Latina nuestras venas continúan abiertas
porque esa ‘estructura internacional del despojo’ de los recursos
naturales y humanos que, con gran capacidad y rigurosidad analítica
puso de manifiesto Eduardo, en los tempranos años setenta, continúa;
se sostuvo y se agudizó en el tiempo vía una herencia colonial muy marcada,
donde, desconociendo la diversidad que somos,
cancelamos la posibilidad de una fraternidad que nos una y dignifique,
de manera de pensar modos de articulación, de cohesión,
frente a las adversidades, los aislamientos y las formas de hegemonía”
Alexis Rasftopolo.
Docente e investigador de la UNaM.

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