30.3.23

Recuerdo de un gesto valiente en medio del terror.

 

 “Haroldo conoce como pocos este mundo del Delta.
 Sabe cuáles son los buenos lugares para pescar y cuáles los atajos y los rincones ignorados de las islas; conoce el pulso de las mareas y las vidas de cada pescador y cada bote, los secretos de la comarca y de la gente”. Cuando iba al Delta, Haroldo Conti vivía al ritmo del río, que corre sin apuro. Vivía entre los pescadores. Galeano comparaba el río de aguas barrosas con la literatura de Conti: “El río se vuelca en la gran vertiente y moja y abraza las islas solitarias. Así nos dan tus palabras agua y calorcito”. El escritor uruguayo termina su texto, escrito en los días de la desaparición de Conti, con estas palabras desoladas: 
“Ahora no sabemos nada de él y yo ya no tengo cómo decirle que lo quiero y que nunca se lo dije por la vergüenza o la pereza que me daba”.

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