24.6.25

Clases...


A fines del siglo diecinueve, Juan Pío Acosta vivía en la frontera uruguaya con Brasil.


 Su trabajo lo obligaba a ir y venir, de pueblo en pueblo, a través de aquellas soledades.

 Viajaba en un carro de caballos,

 junto a ocho pasajeros de primera, segunda y tercera clase.

 Juan Pío compraba siempre el pasaje de tercera, que era el más barato.

 Nunca entendió por qué había precios diferentes.

 Todos viajaban igual, los que pagaban más y los que pagaban menos:

 apretados unos contra otros, mordiendo polvo, 

sacudidos por el incesante traqueteo.

 Nunca entendió por qué, hasta que un mal día de invierno el carro se atascó

 en el barro. Y entonces el mayoral mandó:

      -¡Los de primera se quedan arriba!

      -¡Los de segunda se bajan!

      -Y los de tercera... ¡a empujar!"


EDUARDO GALEANO.

De:" Los hijos de los días."

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