18.1.18

" Espartaco."



"Fue pastor en Tracia, soldado en Roma, gladiador en Capua.

Fue esclavo fugado. Huyó armado de un cuchillo de cocina, y al pie del volcán Vesubio fundó su tropa de libres, que andando creció y fue ejército.

Una mañana, setenta y dos años antes de Cristo, Roma tembló.

Los romanos vieron que los hombres de Espartaco los veían.

Habían amanecido erizadas de lanzas las crestas de las colinas.

Desde allá arriba, los esclavos contemplaban los templos y los palacios de la más reina, la que tenía el mundo a su mandar: estaba al alcance de sus manos, tocada por sus ojos, la ciudad que les había arrancado sus nombres y sus memorias y los había convertido en cosas que podían ser azotadas, regaladas o vendidas.

El ataque no ocurrió.
 Nunca se supo si Espartaco y los suyos habían llegado hasta allí, hasta tan cerquita, o ésos eran no más que espejismos del miedo. Porque en aquellos días, los esclavos estaban propinando humillantes palizas a las legiones.

Dos años duró esa guerra de guerrillas que tuvo en vilo al imperio.

Por fin, los sublevados fueron cercados, en las montañas de Lucania, y fueron aniquilados por los soldados que en Roma había reclutado un joven militar llamado Julio César.

Cuando Espartaco se vio vencido, apoyó su cabeza en la cabeza de su caballo, la frente pegada a la frente de su compañero de todas las batallas, y le hundió el largo cuchillo y le partió el corazón.

Los carpinteros alzaron cruces nuevas a todo lo largo de la vía Appia, desde Capua hasta Roma."


EDUARDO  GALEANO.
De : " Espejos."

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