"San Martín de Porres fue el primer cristiano de piel oscura admitido en el blanquísimo santoral de la Iglesia Católica.
Murió en la ciudad de Lima, hace tres siglos y medio, con una piedra por almohada y una calavera al lado.
Había sido donado al convento de los frailes dominicos.
Por ser hijo de negra esclava, nunca llegó a sacerdote, pero se destacó en las tareas de limpieza.
Abrazando con amor la escoba, barría todo;
después, afeitaba a los curas y atendía a los enfermos;
y pasaba las noches arrodillado en oración.
Murió en la ciudad de Lima, hace tres siglos y medio, con una piedra por almohada y una calavera al lado.
Había sido donado al convento de los frailes dominicos.
Por ser hijo de negra esclava, nunca llegó a sacerdote, pero se destacó en las tareas de limpieza.
Abrazando con amor la escoba, barría todo;
después, afeitaba a los curas y atendía a los enfermos;
y pasaba las noches arrodillado en oración.
Aunque estaba especializado en el sector servicios, San Martín de Porres también sabía hacer milagros,
y tantos hacía que el obispo tuvo que prohibírselos.
En sus raros momentos libres, aprovechaba para azotarse la espalda,
y mientras se arrancaba sangre se gritaba a sí mismo: “¡Perro vil!”.
Pasó toda la vida pidiendo perdón por su sangre impura.
La santidad lo recompensó en la muerte."
EDUARDO GALEANO.
Artículo : " Espejos blancos para caras negras"
Fuente : Página /12- Año : 1999.
y tantos hacía que el obispo tuvo que prohibírselos.
En sus raros momentos libres, aprovechaba para azotarse la espalda,
y mientras se arrancaba sangre se gritaba a sí mismo: “¡Perro vil!”.
Pasó toda la vida pidiendo perdón por su sangre impura.
La santidad lo recompensó en la muerte."
EDUARDO GALEANO.
Artículo : " Espejos blancos para caras negras"
Fuente : Página /12- Año : 1999.
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